No podía caer en un momento oportuno la publicación del libro Para combatir esta era. Sobre fascismo y humanismo de Rob Riemen (Taurus Editorial, en catalán, Arcàdia Editorial). Incluye dos breves ensayos que apuntan que hay un repunte del fascismo, y que si este existe, es porque el fascismo nunca se acaba de derrotar. Si no se combate y no se hace prevención de forma repetida, vuelve siempre a resurgir. Hoy por hoy, según Riemen, el espíritu de los tiempos destruye el espíritu de la civilización democrática, y el fascismo es una amenaza especialmente fuerte.

El mal existe

Rob Riemen, ensayista holandés, cree que para evitar el fascismo, en primer lugar, hay que ser consciente del peligro de su aparición, y por eso deplora que no se lo defina como tal y se usen eufemismos como "extremistas de derechas". El filósofo es muy crítico con las teorías buenistas: cree que para evitar el mal hay que ser consciente de las tendencias negativas que tiene el ser humano. Riemen recupera una cita de Natalia Ginzburg: "No podemos combatir el fascismo si no reconocemos que no es nada más que el lado estúpido, patético y frustrado de nosotros mismos".

La clave: el poder

Para Riemen, el fascismo no sería lo contrario de la democracia, sino su hijo bastardo. Explica que el germen del fascismo no está en fenómenos coyunturales, como la crisis económica (aunque esta puede influir), sino en los mismos miembros de la sociedad. La clave de su resurgimiento continuo radicaría, pues, en la voluntad de poder. En consecuencia, la única forma de combatirlo de forma eficaz sería fomentar los valores espirituales. El enemigo de la democracia sería, para Riemen, "el hombre-masa". Según este pensador, la democracia de masas acaba fomentando los instintos más bajos, y estos acaban conduciendo, inevitablemente, al fascismo.

La democracia que no era

Riemen no ahorra críticas a nuestro sistema político y social. Afirma que "la fuerza dominante de nuestra sociedad es la estupidez organizada". El sistema político, y no sólo en el Estado español, llevaría a "democracias de masas desprovistas de espíritu democrático", con unos ciudadanos infantilizados a través de la idea de la juventud eterna y de entretenimiento a todas horas. El pensador neerlandés acusa a las élites de haber traicionado los ideales democráticos y de fomentar, justamente, la irresponsabilidad de los ciudadanos.

La otra cara del fascismo

Las reflexiones de Riemen a menudo parten de otros intelectuales. Y en uno de estos dos ensayos recupera un texto del historiador Robert O. Paxton, experto en la Francia de Vichy, quien advierte que en el siglo XXI los fascistas no se pondrán la etiqueta fascista. Riemen añade que "Si nunca el fascismo llega a los Estados Unidos, lo hará en nombre de la libertad" y avisa de los peligros de la islamofobia y de la xenofobia, como actuales caballos de Troya del fascismo. Riemen apunta que los fascistas ya están entre nosotros, y que se caracterizan por el liderazgo carismático y por el deseo de movilizar masas, basándose en el resentimiento contra el enemigo. El fascismo se podría descubrir por su falta de amor a la vida, "y en todo aquello que da verdadera vida – la verdad, la bondad, la belleza, la amistad, la justicia, la compasión, la sabiduría".

¿Demasiado fascismo?

Riemen, pues, opta por una definición muy amplia de fascismo, ya que se fija más en aquello que considera el espíritu del fascismo, que en la forma política específica que adoptaron los regímenes de Hitler y de Mussolini. Para él, la democracia sería un sistema basado en la dignidad del hombre y todo aquello que atacara este principio básico fluctuaría del lado del fascismo. Quizás este es el punto más débil de su ensayo, en el que todo lo que resulta poco democrático podría acabar siendo calificado de fascismo, complicando mucho, así, el análisis de este fenómeno.

La Europa querida y la Europa real

Riemen proclama su europeísmo, y reivindica el espíritu europeo, básicamente a través de las lecturas de Nietzsche y Paul Celan. Afirma que la esencia de Europa es la cultura, y que ser europeo no es sino luchar por la libertad y la cultura. Justamente por su europeísmo, Riemen deja claro su rechazo a la Unión Europea, sólo centrada en aspectos económicos. Y concluye que "Al mundo del poder sólo le interesa el poder, el poder y la propiedad. No le interesa la libertad, ni la justicia, ni el alma europea. Y mientras eso sea así, la historia en este continente no dejará de repetirse".

Esperanza

Para combatir esta era es un libro impregnado de pesimismo, donde advierte de la reversibilidad de los progresos democráticos y afirma el peligro de fascistización de toda la sociedad. Y, a pesar de todo, en medio de este libro de tonos oscuros, brilla un mensaje luminoso, que abre puertas al optimismo: "El retorno del fascismo siempre es posible. Pero no es inevitable".

 

Rob Riemen, Para combatir esta era. Sobre fascismo y humanismo. Madrid, Taurus, 2018, 140 páginas, 15,90 €; en catalán: Per combatre aquesta època. Dues consideracions urgents sobre el feixisme. Barcelona, Arcàdia, 2018, 148 pàgines, 16 €.