Tras un arranque de la sesión muy arrastrado, el Ibex ha logrado mitigar sus pérdidas por debajo del medio punto porcentual al producirse apagones en la red que administra las habituales conexiones que el mercado mantiene con China. 

En primer lugar, pese a los malos datos que en abril mostraron la evolución de la producción y de las ventas minoristas en el Imperio del Centro, la Bolsa de Shanghai ha subido un 0,84%, muy por encima de un Nikkei (+0,33%) que ha sido impulsado por la caída del yen y por un posible aplazamiento de la subida de impuestos en Japón.

El segundo caso de suspensión de las leyes de causa y efecto ha sobrevenido cuando se ha visto subir al petróleo a pesar de que la actividad china se ha debilitado sensiblemente. Hasta ahora, las materias primas evolucionaban con los datos que proporcionaba Pekín sobre la salud de su economía. Pero el suministro de Nigeria ha elevado el precio del barril Brent un 1,6%, hasta 48,59 dólares, y un 1,5% del Texas, que cotiza a 46,40 dólares. La nota de Goldman Sachs señalando que el exceso de crudo está llegando a su fin, sitúa la nueva perspectiva del barril en 50 dólares.

Las bolsas europeas han estado muy solas esta mañana a causa del cierre de Alemania, con lo que se ha incrementado su dependencia hacia los mercados internacionales, al haber finalizado además la temporada de presentación de resultados. 

La encuesta manufacturera de Nueva York, que se ha situado en -9,2, ha resultado decepcionante, pero Wall Street se ha animado con las compras por parte de Warren Buffett de acciones de Apple (que han sido castigadas recientemente) y de IBM.

El S&P está subiendo, pero estas alzas debidas a razones de tercer grado no han convencido al gran dinero, que ha vuelto a apostar por el oro, que ha vuelto a brillar con una subida del 1,56%.