Han pasado dieciséis años desde que el Ayuntamiento de Barcelona ordenó el cierre de La Paloma, la histórica sala de baile de la calle del Tigre, en el Raval. Han sido dieciséis años en los que la propiedad ha mantenido siempre la voluntad de volver a abrir, más de tres lustros donde pocos han sido los admiradores de una sala que no solo remite a fiestas y noches inacabables de décadas pasadas, sino que sorprende también por su arquitectura y ornamentación, hasta el punto que en varias ocasiones se ha podido visitar con ocasión del festival de Arquitectura 48 Open House. Después de varios intentos de apertura, finalmente, esta Nochevieja esto será una realidad, con la oferta de recibir en 2023 desde esta emblemática sala que lleva con orgullo ser de las más antiguas de Europa.

"Ha sido una auténtica travesía del desierto, una lucha tremenda por reabrir," ha asegurado la propietaria del local, Mercè March, en una entrevista publicada este sábado por la Agencia Catalana de Noticias (ACN), donde asegura que a pesar de que el litigio con el gobierno municipal ha sido largo y que han tenido que afrontar las intervenciones de insonorización requeridas para poder reabrir "sin ayudas", finalmente ha llegado el día de la reapertura, aunque la actividad regular no se reanudará hasta febrero, coincidiendo con el Carnaval -que en 2023 cae entre el 16 (jueves lardero) y el 22 de febrero (miércoles de ceniza)-.

También por Año Nuevo, pero de 2007, la sala fue clausurada por el Ayuntamiento de Barcelona, justo después de una fiesta de Nochevieja, a causa de las quejas reiteradas de los vecinos por el ruido que hacía la sala, y también en sus alrededores. Mercè March y su hijo Pau Solé, propietarios de la sala desde hace más de 40 años, litigaron contra el cierre y una sentencia judicial les dio la razón en contra de la orden de cese de actividades, ya que la licencia de actividad no la han perdido nunca, pero el consistorio la recurrió para obligar a hacer una serie de mejoras en la insonorización y se mantuvo cerrada. Desde entonces ha habido un par de intentos frustrados de reapertura, el primero en 2013 y el segundo en 2016.

"Tenemos todos los permisos en orden"

Siempre según declaraciones a ACN, March afirma que ahora "tenemos todos los permisos en orden, y una sentencia que nos avala", después de hacer las obras de adecuación a la normativa y las condiciones de impacto acústico de espacios de ocio. La gestora del local, que es miembro de la patronal catalana de locales de ocio Fecasarm, dice que han hecho "todo lo que han podido" y "sin ayudas" para cumplir con lo que se pedía. Ha sido un proceso "costoso", dice, recordando que la suya es una empresa familiar. De la misma manera, se compromete a hacer todo lo que esté en sus manos para garantizar la convivencia con los vecinos de la calle del Tigre y las adyacentes, en el barrio del Raval.

En este sentido March ha explicado a la ACN la intención de avanzar el horario de cierre en las sesiones de baile nocturnas, ha remarcado que La Paloma no era ni será una sala de "xumba xumba" y que se distinguirá por una oferta musical diversa y con una banda musical residente dentro de un proyecto que se está trabajando con el Taller de Músics, entidad también del barrio del Raval. Además, la propietaria recuerda que la sala fue pionera, antes del cierre, con la contratación de mimos que invitaban a los asistentes a hacer silencio en la calle y a abandonar la zona con agilidad, y dice que no se cansarán de velar por la convivencia.