El Ayuntamiento de Barcelona ha participado en el proyecto europeo SCOREwater, que ha analizado las aguas de los barrios de Barcelona del Carmel, el Poblenou y Sant Gervasi. Los análisis de aguas residuales han sido una herramienta imprescindible de las administraciones para hacer un seguimiento de la pandemia de la covid-19. Este estudio ha permitido marcar las características de cada barrio y definir sus hábitos ambientales y de salud, así como aproximar los patrones de consumo de drogas, medicamentos, la exposición de contaminantes ambientales y hacer un seguimiento de los genes resistentes a antibióticos.

Sant Gervasi y las drogas ilegales

El estudio marca Sant Gervasi como el distrito donde hay más consumo de drogas ilegales. En este barrio, también se encuentra la presencia mayor de nada que resisten a antibióticos, aunque no se ha podido correlacionar con un mayor consumo de estos medicamentos. Además, un 25% de los vecinos de este barrio lanzan toallitas higiénicas en el inodoro, hecho perjudicial para las cañerías y para los desperdicios que pueden acabar en el mar.

El Poblenou y la actividad comercial

Por su parte, el barrio del Poblenou se ha convertido en la zona donde hay más actividad comercial y de restauración. En las aguas residuales se pueden detectar una gran concentración de café, cigarrillos y alcohol per cápita. Una gran parte de las discotecas de la capital de Catalunya se concentra en este barrio, hecho que podría explicar estos resultados en sus aguas residuales.

Con respecto al Carmel, los resultados han constatado que es la zona más residencial de Barcelona de las tres estudiadas. Concretamente, genera volúmenes de agua residual próximos a los 109 litros por habitante al día. Además, también es la muestra menor con presencia de plastificantes, parabenos y filtros solares ultravioletas.

El proyecto que ha podido estudiar estos tres barrios es pionero por toda Europa. Se basa en instalar estaciones de monitorización de las aguas residuales en estos barrios, que han sido operativas durante un año y han permitido cuantificar los volúmenes, hacer un seguimiento a tiempo real de las características de las aguas. Lo hace a través de sensores de calidad y obteniendo muestras representativas de una comunidad concreta. Además, una parte importante del estudio en los tres barrios ha sido la realización de encuestas a los ciudadanos de las comunidades que se han estudiado. Se les ha preguntado sobre diferentes aspectos, como las prácticas de gestión de residuos impropios en los hogares, principalmente toallitas, aceites y grasas y restos de comer, que no se tendrían que asomar al alcantarillado.

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