La covid, la puñetera covid, siempre fastidiando y complicándonos la existencia. El virus es un peligro, una molestia, un invitado no desado que hace tiempo que se tendría que haber largado. Pero vaya, que llevamos dos años de pesadilla y no hay manera. Va saltando de ola en ola, de variante en variante, de vacuna en vacuna. Y no conseguimos dominarlo del todo. La gran mayoría nos protegemos, nos cuidamos, intentamos minimizar las posibilidades de contagio. Pero desgraciadamente y como todo el mundo sabe y sufre, no salimos adelante. Ahora bien, seguiremos batallando hasta acabar con él: palabra.

Hay que decir que la enfermedad asociada al coronavirus no es la única posibilidad de acabar en urgencias por la pandemia. Hay algunos efectos colaterales insospechados, pero que hay que tener en cuenta porque a la mínima, si te despistas, la llevas clara. Y si no que le pregunten al equipo de los boletines de Radio Nacional de España, y que ha compartido el programa 'Gente Despierta': alguien no hizo honor al título del espacio, y provocó un momento muy delicado en pleno directo. Todo pasó cuando Sandra Urdín, una de sus periodistas, acababa una intervención, se ponía la mascarilla y abandonaba el estudio. Antes, sin embargo, hacía un parada fatal.

Sandra Urdín radio RNE

La periodista Sandra Urdín, momentos antes de causar el accidente en directo / RNE

Otro periodista y locutor, Carlos Núñez, seguía ofreciendo informaciones desde el micrófono de la radio pública española, cuando por su derecha se le acercaba la mencionada Sandra. No sabemos exactamente qué quería hacer, pero la mala suerte hizo que empujara la mampara que separa a los periodistas y que se supone ayuda a evitar los contagios en estos pequeños espacios cerrados. De repente la mampara va al suelo o mejor dicho, encima de Carlos, impactándolo en la cabeza. La escena es esta. Y el susto, de campeonato.

accidente Carlos Núñez y Sandra Urdín RNE

La mamparo impactando sobre la cabeza del periodista Carlos Núñez / RNE

La misma "autora" del accidente actuó rápido retirando la pantalla de la cabeza de su compañero de radio, y afortunadamente sin haberle causado ninguna brecha ni herida de consideración. Se salvó de milagro, la verdad. Eso sí, la profesionalidad de Carlos, la víctima, es digna de elogio: continuó con el directo como si no pasara nada, aunque a punto de sufrir un ataque de risa. Seguramente los oyentes no se enteraron del incidente, pero si los teleespectadores del espacio, porque se estaba emitiendo por Internet. La prueba del delito, vaya. La red se troncha de risa, con el propio Carlos como principal animador de las conversaciones en Twitter.

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El estudio de la radio después del accidente / RNE

¿Protegernos de la covid? A favor. ¿Protegernos de aquello que nos protege de la enfermedad? Cada vez es más necesario.