Calor, playa y Barcelona. Cualquier persona que aplique esta ecuación seguramente visualizará una de las imágenes más recurrentes del verano: el individuo tumbado en la arena luciendo aquel moreno tan imponente que podría hacer competencia a cualquier nativo de la Habana.

Agua fresca, baños regeneradores, kilos de crema solar, tuppers para alimentar a un ejército, los imprescindibles six pack de cerveza, partidos de voley improvisados... todos estos elementos constituyen el alma de las playas de Barcelona. Una zona litoral que cada vez gana más adeptos y que seduce a turistas y barceloneses de toda la vida.

Pero la playa de la ciudad ofrece muchas más alternativas que la de tostarse en la arena. Si eres de los que después de una hora de sol ya estás deseando ponerte las chanclas y hacer una visita al chiringuito, de los que prefieres no jugártela a parecer una gamba de Palamós, o simplemente prefieres aprovechar las zonas de playa de una manera diferente, te ofrecemos 5 planes relajantes en la playa de Barcelona sin pisar la arena ardiente.

1. Yoga en los espigones. A primera hora de la mañana es habitual encontrar en los espigones del Bogatell y del Somorrostro a estos amantes del zen. Con el buen tiempo y la brisa marina, meditar entre rocas en estas oxigenadoras entradas en el mar se convierte en todo un placer. Además, disfrutarás de unas vistas espectaculares con todo el litoral de la ciudad que potenciarán la experiencia. Y si no te gusta madrugar, siempre tienes la opción de ir por la noche, con la puesta de sol. Una Barcelona mística que no te puedes perder.

2. Picnic. Hay cosas que nunca pasan de moda. Resisten al paso del tiempo y a los cambios sin saber cómo. El picnic y las canciones de Raphael son una de ellas. Al final de la rambla del Poblenou, justo antes de llegar a la playa, se extienden explanadas de hierba que invitan a extender la sábana a cuadros blancos y rojos y acomodar la cesta con las tortillas de patatas, las ensaladas de pasta con salsa rosa (o mejor dicho, de salsa rosa con pasta) y la sandía fresca. Cada vez son más los adheridos a esta propuesta. Familias y parejas que pasan el domingo relajados bajo la sombra cargando fuerzas y bajando revoluciones después de una semana intensa. Tradiciones campestres en medio de la ciudad. Sí, también existe una Barcelona rupestre. Ella es tan especial por contrastes como estos.

3. Día de pesca. Los espigones de Barcelona son un pequeño universo paralelo dentro de la ciudad. Aparte de ser todo un caramelo para los fotógrafos e instagramers amantes de paisajes y las marinas, podrás encontrar a pescadores charlando y disfrutando del mar como sólo ellos lo saben hacer: silla de tela plegable, cerveza, conversaciones que tienen que cambiar el mundo y mucha paciencia. Si eres amante de las cañas, los anzuelos, el plomo y los carretes, podrás disfrutar de una buena jornada de pesca sin tener que salir de la ciudad. No será el Gran Banco de Terranova, ni pescarás salmones de diez kilos, pero sí que podrás replegar algunas lubinas y doradas para hacer una buena comida.

4. Vermut. Esta bebida inventada por Hipócrates, célebre médico y filósofo de la antigüedad, es el símbolo de los fines de semana en verano. La combinación de vino blanco y doncel es un must que todo barcelonés que se precie no se puede perder, nunca había estado tan solicitado. Y la oferta que ofrece la ciudad está a la altura. En la Barceloneta y en el Poblenou encontrarás algunos de los mejores "vino de hierbas" que has probado nunca. Descubrirás auténticos hallazgos que te romperán los esquemas, locales sin pretensiones, auténticos, que saben de qué va el negocio. La experiencia siempre es un grado. Y sino te lo crees, acompaña la bebida con las típicas gambas en el brandy, bombas picantes, calamarcitos o pulpo a la gallega. El bar bodega L'electricitat o el Bar Fermín son una apuesta segura. ¡No sufras por la dieta y déjate poseer por el espíritu del vermut!

5. Patinar por la costa. Sol, palmeras, mar, y gente patinando. No es un plan pensado por yanquis de San Francisco. El paseo marítimo de Barcelona ofrece pistas lisas y sin desnivel para que puedas deslizar todo el rato que quieras sin masas esfuerzos. Una actividad relajante junto a la playa que te pondrá en forma y que te ayudará a perder ese blanco radiactivo que en pleno mes de julio no pasa desapercibido. No te quedes en casa viendo las repeticiones de Vigilantes de la Playa, la mítica serie que marcó la adolescencia de algunos de nosotros, y vive en primera persona la experiencia.