Dios aprieta, pero no ahoga. El Dios del deporte, si nos permiten la expresión. La semana no ha sido precisamente la mejor del año para el F.C.Barcelona. En un par de días sus sueños de gloria se han esfumado en Belgrado y Turín. Los hombres de baloncesto perdían de forma inexplicable la semifinal de la Final Four contra el Real Madrid, equipo al habían ganado en repetidas ocasiones a lo largo de la temporada. En el partido más importante, sin embargo, fracaso. Eso pasaba el jueves, y la culerada pasaba página confiando en una alegría con las chicas del Femenino de fútbol. Las reinas de Europa jugaban la final contra el poderosísimo Olympique de Lyon con 15.000 seguidores en las graderías del Juventus Stadium. Tampoco fue posible: lo dieron todo, como siempre, pero no fue suficiente. Derrota y tristeza.

Pero vaya, ya saben que el que no se consuela se porque no quiere. Y el mismo Dios que nos había hecho la puñeta ha repartido sus bofetades en casa del eterno rival. Primero con la derrota por un punto de los blancos en la final de baloncesto. Y horas más tarde, con la confirmación de uno de los ridículos más espantosos del Real Madrid, de la Central Lechera y de Florentino Pérez desde el inicio de los Tiempos. Era una noticia comentada por medio mundo, pero nadie se lo creía del todo. Hasta que alguien no viera a Kylian Mbappé diciendo que pasaba de jugar en el Bernabéu y se quedaba en el PSG, todo estaba abierto. Sobre todo porque nos hemos comido el "Mbappé jugará en el Madrid" desde hace... una eternidad.

Mbappé se queda EFE
Mbappé se queda en París / EFE

Los medios merengones nos lo han dicho en castellano, en inglés, frances, chino y en código morse. Lo han anunciado cantando, bailando, haciendo el pino puente o incluso colgados del Pirulí. No sólo Mbappé jugaría en el Madrid, no, es que lo haría con Haaland. Y regalados. Pero resulta que al final el noruego se ha incorporado al Manchester City de Pep Guardiola, de tan madridista que es. Y el de Bondy, del que hemos visto la fotografía con las paredes llenas de pósteres de jugadores blancos hasta en los sellos de Correos, se queda en París. Sí, a cambio de una morterada inimaginable, el control total del equipo y las llaves de la Torre Eiffel, si es que las quiere. Pero lejos de Madrid. Lejos del Bernabéu. Y lejos de sus periodistas más entusiastas. Se lo dijo a tito Floren con un whatsapp, y después fiesta gorda en el estadio pleno hasta los topes cantando "p*** Madrid". Y Mbappé con una sonrisa gigantesca. Qué humillación.

Mbappé gol EFE
El golazo más doloroso de Kylian Mbappé al Real Madrid / EFE

Sabe mal decirlo, pero el madridismo se ha ganado en parte este giro copernicano de la historia. Su prepotencia ha sido castigada, y la campaña de intoxicación mediática, también. La de 'El Chiringuito', por ejemplo, que ayer fue un funeral. Bueno, funeral y aquelarre, con todos aquellos que lo habían tratado como el nuevo rey blanco insultándolo sin remordimientos. El programa de Pedrerol hacía días que había empezado a poner la venta sobre la herida. Sabían que la cosa no iba bien, que lo habían perdido. Pero como su credibilidad es tan paupérrima nadie les hacía caso. La culpa es de tertulianos como el tal Edu Aguirre: un crack perdiendo cosas raras en platós, lamiendo el suelo que pisa su idolatrado Cristiano o haciendo cualquier sandez. Como el vídeo penoso que perpetró sobre Mbappé y Benzema analizando una imagen del túnel de los vestuarios que, según el oráculo Aguirre, era la prueba irrefutable de su incorporación al Madrid. Un fragmento que es miel y que los culés están reproduciendo como una verdadera joya de la comedia. Por ejemplo, un barcelonista de pro como Toni Clapés: el de 'Versió RAC1' lo titula como "Teatro del bueno". Que no falte Mourinho en la fiesta, no.

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Toni Clapés, un gran culé / Instagram
Edu Aguirre y Pedrerol ridiculo Mbappé y Benzema El Chiringuito MEGA
Edu Aguirre y Josep Pedrerol haciendo el ridículo con Mbappé en 'El Chiringuito' / MEGA

No te rías de la desgracia ajena, nos decían de pequeños. Y es una gran verdad. Pero cuando el trompazo es merecido, reír es sano y necesario. Que aprendan.