La reputación de Josep Pedrerol se hunde sin solución. Tiene dos problemas principales: uno, la credibilidad. La técnica de intoxicar la información deportiva para generar expectación y audiencia en 'El Chiringuito' ya no cuela. El Barça, Messi, Guardiola e incluso la selección española han sido utilizados en su beneficio, sin atender a datos objetivos o incluso a sus propias promesas. Ahora la cosa es sorprendente, porque intenta hacer la zancadilla a Florentino Pérez, il capo: lleva días diciendo que Mbappé no fichará por el Madrid. Lo hace exclusivamente para ir contracorriente, se ha pasado la vida anunciando un un fichaje que todavía no se ha hecho oficial. Pero como todo el mundo lo da por hecho, el catalán cambia de chaqueta al estilo Toni Cantó. E intenta poner nerviosos sus amigos merengones. La audiencia, sin embargo, no le compra la moto. Saben cómo las gasta el de Atresmedia.

Los que también conocen bien a Josep son sus subordinados y tertulianos. Trabajar con él es, por decirlo de manera suave, complicado. Podríamos hablar de tortura. Este es el segundo gran problema que afecta a su imagen: cada vez son más los que lo dibujan como un ogro. Todo empezó con la forma despectiva de tratar a sus becarios, uno de los peores tics que puede tener un empresario o un jefe. Tampoco trata bien a los colaboradores, aunque sean muy pocos los que osan levantar la voz. Uno de los que no se encogió y lo mandó a hacer gárgaras es un viejo conocido del periodismo deportivo, habitual durante años en TV3: el gallego Siro López. Siro estaba fijo en 'Punto Pelota', el predecesor de 'El Chiringuito'. La relación laboral entre ambos siempre había sido fluida, pero todo saltó por los aires durante un enfrentamiento muy macarra en directo. Siro, a la calle. Pero no porque lo echaran (la amenaza del presentador), si no porque estaba harto de soportar sus maneras indeseables.

Siro López contra Josep Pedrerol Punto Pelota
Siro López contra Josep Pedrerol / Punto Pelota

Aquella pelea es mítica. Siro la recuerda así: "Lo que más me molestó fue el 'antes te lo piensas', y ahí ya me saca de quicio, porque con eso decía 'cuidadito que te quedas sin trabajo'. Preferí irme al paro antes que aguantarle". Una conducta amenazadora que practicaba con el resto del equipo: "Me molestaban actitudes con gente de redacción, gritando, golpes... Si esto lo hace en público, imaginaos en privado". Pues bien, la confirmación de esta denuncia acaba de salir del horno. Uno de los colaboradores más jóvenes del programa ha sido despedido y se ha despachado a gusto contra Josep. Él no era periodista, si no ingeniero informático. Pedrerol lo fichó para hacer prácticas. Después se lo quedó, aprovechando que era un experto en Big Data. Hacía pantalla, salía en el programa. Su nombre, Pedro Sáez. Todo el mundo, sin embargo, lo conoce como 'El Ingeniero'. Ha durado menos de un año, pero tiene munición en abundancia contra el presentador.

Pedro Sáenz El Ingeniero El Chiringuito
Pedro Sáez, 'El Ingeniero' / El Chiringuito

Pedro, en una entrevista en el canal de Youtube 'Fuera Caretas', lo pone a parir. "Cuando intentan humillar a alguien lo hacen por Whatsapp, es como la plaza de un pueblo. Son valientes con un móvil pero a la cara te dicen poca cosa". Quiso marcharse el mes de diciembre cuando vio sus formas despóticas contra el equipo técnico: "Se le fue la cámara un segundo a una persona, y salió del despacho Josep Pedrerol como una locomotora pidiendo a gritos soluciones. Nunca lo había visto así y no voy a reproducir todo lo que dijo. No tenía ninguna necesidad de ponerse a gritar. Hay gente que lo aguanta, pero no es mi caso". Los que más recibían, los miembros del equipo de redes del espacio de debate futbolero. Todos ellos se mfueron, hartos de gritos y broncas. "Se marcharon amistosamente, pero yo me hubiera ido antes". Qué angelito, Josep.

josep pedrerol Mega
Josep Pedrerol, retratado / Mega

Lo peor de todo es que nos creemos a Pedro y el ambiente que describe. Hay profesionales y supuestas estrellas de la tele que no saben trabajar si no es pisando el cuello de su gente. Algún día hablaremos de estos nombres. Mientras tanto, retratado, Josep.