La polémica ha estallado y con fuerza. María Patiño, una de las figuras más controvertidas del universo televisivo español, se ha convertido en el rostro de un escándalo que huele a enchufe, privilegios y despilfarro. Todo comenzó con una afirmación explosiva lanzada por la youtuber Maica Vasco: “María Patiño cobra 40.000 euros al mes por no hacer nada”. ¿Lo más indignante? Ese salario se paga con dinero público, el mismo que sale de los bolsillos de millones de españoles.

Según las filtraciones, ‘La Familia de la Tele’, el magacín vespertino que Patiño protagoniza en RTVE, fue bendecido con un contrato por valor de 6 millones de euros. Un presupuesto astronómico que ha levantado sospechas entre los ciudadanos y ha puesto en entredicho la gestión de José Pablo López, presidente de la cadena pública. ¿El resultado? Una tormenta perfecta de malestar, cifras escandalosas y un programa que no despega ni con alas.

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Los datos no mienten. A pesar de las exclusivas, los platós relucientes y la inversión publicitaria, ‘La Familia de la Tele’ apenas reúne a medio millón de espectadores por emisión. Unas cifras que, según expertos en televisión, serían motivo más que suficiente para cancelar cualquier espacio en una cadena privada, pero que en RTVE parecen importar poco. Y es que el contrato blindado firmado con la productora incluye una cláusula notable: aunque se suprima parte del contenido, los sueldos se mantienen íntegros.

La indignación ha escalado al nivel político. Durante una comparecencia en el Congreso de los Diputados, José Pablo López justificó la continuidad del programa alegando que "es muy difícil construir cuando se vive bajo el ataque permanente”. Aseguró que solo lo cancelará cuando esté seguro de que no puede mejorar, nunca por presiones externas o intereses de terceros. Sin embargo, muchos sospechan que su verdadera razón es proteger a sus amigos y colaboradores. Así, sin mención a méritos profesionales, éxito en índices de audiencia o eficiencia presupuestaria, prevalece el amiguismo, el enchufismo y la falta de transparencia. Como si de una tragicomedia se tratara, los contribuyentes españoles se ven obligados a financiar un show de bajo rendimiento, mientras los rostros más conocidos del corazón se embolsan cifras de infarto.

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La situación recuerda a las tarjetas de crédito con letra pequeña: si no lees bien, te dejan en la quiebra. En este caso, la cláusula de confidencialidad del contrato impide que los ciudadanos puedan conocer en detalle a dónde se destina cada euro de esos seis millones. ¿Cuánto va a sueldos? ¿Cuánto a producción? ¿Cuánto a “gastos” vagamente definidos? RTVE calla, y el silencio es ensordecedor. Mientras tanto, los rumores crecen como la espuma.

La estrategia, según fuentes cercanas, es apurar los tres meses de contrato sin levantar demasiadas alarmas, embolsarse lo pactado y, si el programa se cancela, al menos haber cobrado como si fuera un éxito rotundo. Una operación que muchos ya califican como “el atraco perfecto con sello institucional”. A María Patiño poco parece importarle. Entre risas, maquillaje y exclusivas recicladas, suma 40.000 razones mensuales para mirar hacia otro lado. No obstante, el hartazgo crece. A diario, miles de ciudadanos denuncian en redes lo que consideran una burla sistemática al esfuerzo del contribuyente.