El juicio a Jordi Pujol y a todos sus hijos ha tardado más de 10 años en investigarse. Desde que el expresidente confesó la evasión fiscal de la herencia del abuelo Florenci, en 2014, y el sindicato de ultraderecha Manos Limpias lo denunció, el caso ha ido cambiando de manos, de investigadores, de tribunal, realizando interrogatorios y buscando pruebas con todas las dilaciones posibles. Tanta dilación que incluso una de las acusadas ya ha fallecido, Marta Ferrusola, después de ser excluida del caso por el Alzheimer que le impedía defenderse. Once años empantanado el caso en los tribunales llega a juicio a un tribunal de excepción, la Audiencia Nacional. Una instrucción judicial que dura una década no es una investigación, es otra cosa, como mínimo dejadez. La justicia cuando es lenta es menos justa pero en el caso de Jordi Pujol, a sus 95 años, es injusta.

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Pujol se rasca la cabeza desde su casa durante el juicio, EFE

Todo el mundo en la sala sabe que sea cual sea la sentencia Pujol, por su avanzado estado de edad no ingresará en ninguna prisión, un sueño húmedo de la derecha y ultraderecha. Pero desde el punto de vista técnico, si un acusado sufre un principio de demencia senil, queda excluido, que no quiere decir absuelto, del caso. Si no se puede defender no se le puede seguir acusando. Pero la Justicia española hace demasiado tiempo que se ha quitado la máscara, es desacomplejadamente partidista y quiere a Pujol en el banquillo de los acusados. Solo le han concedido que no tenga que viajar a Madrid y que declare por videoconferencia desde su casa. Si se les muriera en la sala la miseria de los tribunales de justicia españoles llegaría al cénit. Si lo juzgan a los 95 años es por culpa de los jueces y fiscales que han estado 10 años buscándole delitos a los Pujol. En redes empieza a moverse una corriente de pensamiento que no tiene nada que ver con ser pujolista o independentista sino con la mala imagen que da la foto del juicio, no de Jordi Pujol sino de la Justicia española. Juzgar a Pujol a los 95 años es una anomalía judicial y no hace falta ser pujolista para afirmarlo. Esto permite que caras conocidas se atrevan a opinar que el juicio al president es una farsa. Otra cosa es que se mantenga por supuesto el juicio contra sus hijos que tienen las capacidades de defenderse intactas.

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Oleguer y Oriol Pujol, EFE

Poco a poco empiezan a oírse voces que se alzan contra esta imagen de Pujol juzgado, y uno de los periodistas que primero ha osado hacerlo es de TV3, de Deportes, Joan Ramon Vallvé, a él se han sumado el abogado Xavier Melero, el escritor Suso de Toro, el exdiputado Dalmases o algún tuitero muy conocido:

La justicia española, otro autorretrato.