Pilar Rahola ya ha hecho todos los papeles del auca. La vemos en Preguntes freqüents, Tot es mou, entrevistada por su libro y ahora, en Polonia. Pero no su álter ego Cesc Casanovas. La de verdad. La auténtica. Y haciendo un papel que le va como anillo al dedo, el de alcaldesa del pueblo imaginario de Sant Esteve de les Roures creado por la Guardia Civil.

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Ayer ofició una ceremonia de matrimonio, y llegó tarde al acto que ella presidía: "Perdonad, es que no sabéis lo que se tarda en desprogramar los canales españoles de la tele". Después, satisfecha y con una sonrisa de oreja a oreja al ver aparecer a una novia con un velo en forma de estelada, pronunciaba palabras como "Guiándoos siempre, por el amor, la fuerza, el respeto y el arrebato de los almogávares...".

La sorpresa, sin embargo, para la alcaldesa Rahola, es que el segundo apellido del novio era... "¡Martínez"! ¡Sacrilegio! Un apellido español. La cara de Pilar era un poema, y nada tenía a envidiar a las grandes damas del teatro catalán. "Váyase ahora mismo de aquí, el reglamento no permite una aberración como esta". Finalmente, la boda se produce, ante la alegría de Rahola, porque el novio lleva un tatuaje de Núria Feliu en su pecho. Puedes ver el hilarante momento cliqueando en la foto (a partir del 24'43)

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Una interpretación que sedujo a los espectadores con un gran 22,5% de share. Rahola exultante en la ficción... y en la realidad. "Adelante con esta boda patriótica", decía ayer en Polonia y "Adelante con este nuevo presidente", decía hoy con otras palabras después de la elección de Quim Torra:

No sabemos si hablaba de los novios de Sant Esteve de les Roures o de Puigdemont y Torra. Rahola más que satisfecha. Pero que nadie se piense que la elección la ha ablandado. Continúa más dispuesta que nunca a dar golpes encima de la mesa. Miren si no, el tuit que ha escrito hace pocos minutos, viendo cómo están tratando la designación los medios de comunicación unionistas:

Quizás Rahola ha visto el teatrillo que ha hecho Ana Rosa en Telecinco intentando hacerle la competencia al Premio Gaudí a la mejor interpretación, y despreciando la designación de Torra por parte de Puigdemont.