La obsesión de España contra Catalunya tiene un lema indiscutible: leña al mono. La lista de humillaciones del Estado es tan impúdica como interminable. Cada día se sacan de la manga una nueva forma de hacernos sentir como la inmundicia más insignificante de su universo rojigualdo. Nunca tienen suficiente, hay que castigarnos por díscolos, por querer marcharnos, por no comulgar con ellos y plantearnos un futuro sin esposas ni mordazas. Una estrategia que compra el 110% del españolismo, sea pepero, voxer, ciudadaner o socialista, todos ellos primos hermanos cuando de lo que se trata es de hacer la vida imposible al enemigo. Sí, el enemigo. Lo somos. Y no se engañen: no hablamos sólo de los independentistas, ni siquiera de los catalanistas. Quizás los unionistas más convencidos todavía no se han dado cuenta de qué va la historia, pero tomad nota: también os detestan a vosotros. También sois los estafados.

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Pedro Sánchez / EFE

Sólo de esta manera se puede entender el escándalo al que Pilar Rahola dedica un nuevo vídeo en el canal 'Paraula de Rahola'. Una lectura cruda e implacable, pero necesaria y esmerada al mismo tiempo, que explica el agravio comparativo "brutal y salvaje con respecto a la ejecución de las infraestructuras que se tenía que hacer en Catalunya". Los números son casi pornográficos, una aberración y un disparate matemático: mientras que aquí sólo se ha ejecutado un 36% del presupuesto previsto, en Madrid la cosa se dispara hasta el infinito: un 184%. Sí, han leído bien, no hay ningún error tipográfico ni de comprensión: 184%. "¿Como se puede ejecutar un 184%? Ah, calla. Haciendo el 100% y añadiendo el doble. Un insulto a nuestros derechos y a nuestra identidad", sin duda. O dicho de otra manera: "Según los datos de Foment del Treball, una entidad nada independentista ni catalanista (esta es la entidad que trae al rey cada dos días), ¡hemos acumulado un agravio en los últimos 12 años de 36.000 millones de euros! ¡Que nos deben, que no han ejecutado! ¡No lo que nos haría falta, no, que no han ejecutado! Así tenemos Rodalies, por ejemplo".

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El presidente Pere Aragonès y la ministra Raquel Sánchez en Barcelona / ACN

¿Qué respuesta nos da el gobierno central para intentar colarnos este garrotazo? Pues como señala Pilar, en palabras de la portavoz de Moncloa Isabel Díaz García, "no, es que con la pandemia nos hemos distraído". Es decir, que "encima nos toman ya no de pusilánimes, sino de imbéciles". Un comportamiento que le hace afirmar sin ningún miramiento que "el régimen del 78, el reino de España, está haciendo con Catalunya lo mismo que hizo el régimen de Franco: ganó la guerra, pero después estuvo décadas cazando y persiguiendo a todos los opositores porque quería recordar que aparte de vencer, también había que desquitarse". Y pone como elemento multiplicador de este odio lo que pasó a partir del 1-O: entonces pasaron de "tratarnos como a una colonia a hacerlo como a una colonia vencida a la que hay que castigar".

francisco franco salutacio fascista saludo fascista efe
Francisco Franco haciendo el saludo fascista / EFE

Venganza. Esta es la palabra clave. Y no lo hacen a escondidas, no, "que se note que mandan ellos y que nosotros no podemos hacer nada". Por eso los encarcelamientos, el exilio, la persecución del profranquista Tribunal de Cuentas, la judicialización de la causa catalana, el atropello lingüístico o la estafa que practican con aquellos que dan apoyo desde el independentismo catalán al gobierno Sánchez. "¡¡Les es absolutamente igual!". Como muestra más elocuente, la reunión que el president Aragonès ha pedido a su homólogo español al enterarse de que lo han espiado con Pegasus. ¿La respuesta de Madrid? El silencio. "¡Hace 1 mes de la petición y no le responde nadie! Tururú, president Aragonès," remata. España está en guerra contra Catalunya, "contra nuestros intereses económicos, nuestros derechos fundamentales, nuestros derechos civiles y nacionales, nuestra lengua, nuestra identidad." Y desde aquí la respuesta no le convence: "Tuits. Declaraciones, "uy, uy, uy, que me enfado".

 

 

Con este panorama desolador, que nadie se extrañe si nos tratan como a una colonia "vencida y aniquilada y totalmente humillada. ¡Si somos nosotros los que nos dejamos humillar! ¡Si somos nosotros los que han decidido estar vencidos!" Hace falta "empezar a volver a entender que sólo con la revuelta ciudadana y democrática nos empezarán a hacer un poco de caso". El mensaje del Estado es, según Pilar Rahola, diáfano: "Nos ha dicho dos cosas: una, que tiene el poder y no tiene manías en reprimirnos. Y dos: que ahora estamos quietos y callados. Y por eso nos zurran".