Hay una tendencia en el programa Sálvame que les acaba de pasar factura. Acostumbran a acabar el programa como si estuvieran en una discoteca a las 5 de la madrugada después de una noche etílica, con música a todo trapo y bailando contentos y felices. La imagen por sí sola ya provoca vergüencita ajena, pero si la pones al lado de un presentador de informativos serio hablando de víctimas mortales por un terrible accidente, la cosa se convierte en esperpéntica.

nuria marin

Núria Marín (@nuriasecret)

El delirio que acostumbra a haber en los platós de Telecinco ha hecho que al acabar el programa del viernes, su presentadora, la catalana Núria Marín, se pusiera a bailar mientras aparecían los créditos de final de programa. Pero alguien de continuidad, de quien se encarga de la emisión de la cadena, no previó que la imagen que iban a ver inmediatamente después los espectadores sería la del presentador del informativo de la cadena, Roberto Fernández, ni que la primera noticia de la que hablaría sería la tragedia de Beirut.

roberto fernandez

Roberto Fernández (Telecinco)

Así, el periodista empieza hablando de la explosión del martes en el puerto de la ciudad libanesa, que ya ha provocado la muerte de más de 150 personas y miles de heridos. Pero mientras lo hacía, la imagen continuaba partida en dos, con Marín bailando mientras Fernández informaba del desastre. Momento de zozobra, pausa dramática del presentador, vergüenza en modo máximo y vuelta a empezar la frase esperando que el realizador despinche de una puñetera vez el Sálvame tomate.

Para tomate, la manera como se han puesto rojos los espectadores de la vergüenza y la ira. La audiencia se les ha echado a la yugular: