Este fin de semana no hay ligas. El esperpento de cada año por estas fechas, en que solo empezar la temporada de clubs, los equipos detienen la actividad porque se tienen que disputar partidos de selecciones. En este caso, partidos clasificatorios para el próximo Mundial del año que viene, que se disputará en México, Canadá y los Estados Unidos. En el Barça, los culés estaremos pendientes de que ninguno de los jugadores que han ido por ejemplo, con la Roja, vuelvan lesionados. En el Manchester City, un equipo plagado de estrellas internacionales, de jugadores de muchas nacionalidades diferentes, pondrán muchos cirios esperando que todos los jugadores citizen vuelvan sanos y salvos. Reijnders con los Países Bajos, Haaland con Noruega, Cherky con Francia, Doku con Bélgica, Bernardo Silva o Rúben Dias con Portugal, el español Rodrigo o los ingleses Foden o Stones, por poner algunos ejemplos.


Aprovechando estos días donde medio equipo está repartido por Europa concentrado con sus respectivas selecciones, Pep Guardiola ha disfrutado de un pequeño descanso, de una escapadita, para cargar pilas y volver con más fuerza a su club. El City no ha empezado la Premier de la mejor manera, con dos derrotas en tres partidos, contra el Tottenham y el Brighton, y solo una victoria contra el Wolverhampton. El conjunto skyblue todavía se tiene que poner a tono, si no quiere repetir la malísima temporada pasada, dónde quedaron descolgados de la liga inglesa muchas jornadas antes de que se acabara el campeonato. Pero los aficionados mancunianos confían en Pep Guardiola, el mejor entrenador que ha habido, un genio que será capaz de volver a hacer que su equipo juegue bien y levante títulos.

Una de las cosas que hace falta, para enderezar la situación y estar tranquilos y confiados, es comer bien. Pep sabe que mens sana in corpore sano, se cuida, y siempre que puede, él, que es un bon vivant, que le gusta la buena manduca y la buena compañía, se va a algún restaurante que valga la pena. Y eso es lo que ha hecho en su escapada a Catalunya por este parón de selecciones. ¿Dónde ha ido el de Santpedor? Ni más ni menos que a un paraíso, al Alt Empordà, a la preciosa Llançà, en el norte del Cap de Creus. Y allí, concretamente, se ha dirigido a un lugar que es un milagro, un trozo de cielo hecho platos irresistibles y deliciosos y un trato humano todavía más maravilloso: el Miramar. La casa de dos genios, pareja que enamora, que llevan toda la vida dedicados a la restauración: el chef Paco Pérez y su mujer y maitre del restaurante, Montse Serra. La alta gastronomía de la Mar d'Amunt, territorio fronterizo de mar y montaña, en un establecimiento que en su día fue un restaurante con habitaciones que los abuelos de Montse levantaron en esta pequeña y encantadora población pesquera de la Costa Brava en el año 1939 y que ahora tiene dos estrellas Michelin.





En la web del mítico local, se lee una máxima de Paco: "La razón de ser de un cocinero es ver la felicidad reflejada en el rostro del otro". Y solo hay que ver la cara de felicidad que muestra Pep Guardiola después de acabar de visitar a Paco y Montse y degustar sus maravillas en el restaurante, para ser conscientes de que el técnico catalán no olvidará su visita al Miramar. Un Guardiola conmovido que agradecía a la pareja el buen momento que ha pasado en Llançà: "Todo lo que es el Empordà está en el 'Miramar', en tu casa. Un espectáculo, Paco y Montse". Enseguida, muchos amigos del entrenador catalán, y de la pareja de genios del Miramar, han comentado la publicación, como el chef Dani García, con cuatro explícitos corazones.


Paco, Montse y Pep, tres cracks. Maravillosos.