La imagen pública del actor español ha cambiado. Más estrenos. Más plataformas. Más visibilidad. Pero la realidad económica del sector sigue siendo dramática. Y nombres como Penélope Cruz, símbolo internacional del talento español, funcionan casi como una excepción luminosa dentro de un panorama lleno de precariedad. Los últimos datos publicados por la Fundación AISGE revelaban una industria con brillo por fuera, pero con graves fracturas por dentro.

El informe es contundente. Solo el 7% de los actores españoles supera los 30.000 euros anuales. El dato que más alarma es todavía más duro: el 77% de los intérpretes no llega a 12.000 euros al año. Una cifra que sitúa al 72% del colectivo por debajo de la línea de pobreza. Todo esto en un momento en el que las plataformas prometían más oportunidades y más trabajo. La promesa se ha cumplido solo a medias. Hay más producciones, sí. Pero los sueldos siguen siendo mínimos.

Javier Bardem y Penélope Cruz

Brecha laboral profunda en el sector de la interpretación

La brecha de género agrava todavía más la situación. Los artistas masculinos ingresan un 40% más que sus compañeras, una desigualdad estructural que se repite cada año y que sigue sin corregirse. En un sector donde la visibilidad importa, las mujeres continúan enfrentándose a una carrera más empinada, más corta y peor pagada. Una paradoja dolorosa en un país que presume de exportar talento femenino reconocido mundialmente, como el de Cruz, Bardem, Arjona o Aitana Sánchez-Gijón.

El estudio, basado en 3.410 artistas, revela además que la mejora en la protección por desempleo ha avanzado 30 puntos desde 2016. Es un paso, pero insuficiente. Solo un 23% de los intérpretes supera los 12.000 euros brutos al año, incluso por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. Y únicamente un 16% cobra más de 18.000 euros, mientras que un 9% se sitúa entre los 18.000 y 30.000 euros. La inmensa mayoría sobrevive encadenando trabajos temporales, mal pagados y sin continuidad.

Pedro Almodóvar, Aitana Sánchez Gijón y Penélope cruz en la alfombra roja de los Premios Goya

La amenaza de la IA

A esta precariedad se suma una nueva inquietud: la Inteligencia Artificial. Nueve de cada diez artistas se declaraban muy preocupados por su impacto. La IA no solo amenaza empleos, sino también derechos de imagen, propiedad intelectual y el control sobre la voz y el cuerpo digital de los intérpretes. Algo que ya detonó la histórica huelga de actores en Hollywood en 2023 y que ahora resuena con fuerza en España.

Además, los datos desmontan mitos dañinos. No, el cine español no vive de subvenciones. Y no, los actores no son millonarios por defecto. La industria lucha por mantenerse en pie, mientras su talento, cada vez más internacional, brilla más fuera que dentro. Penélope Cruz es, en efecto, la excepción. El resto del sector necesita algo más que admiración: necesita protección, respeto y condiciones dignas para seguir creando.