Parece mentira, pero ya han pasado cinco años de una época de nuestras vidas difícil de olvidar. El momento en el cual se paró el mundo, con una pandemia mundial que nos tuvo en casa durante unos meses, donde falleció mucha gente y donde llegaron a nuestras vidas términos como Covid-19, contagios, Pfizer, AstraZeneca o Wuhan, y nombres a quien veíamos y oíamos día sí, día también, en las radios, teles y diarios. Como el de Oriol Mitjà. El médico e investigador de Arenys de Munt, conocido por su tarea en la lucha contra enfermedades infecciosas, fue uno de los expertos que más luz aportaron a la oscuridad que sentíamos todos, al no saber contra qué nos enfrentábamos. Un Mitjà que ahora, cinco años después, ha echado la vista atrás para recordarlo, revelando que ha olvidado gran parte de lo que sucedió durante la pandemia, comparándolo con la sensación de perder una parte del cerebro. "Fue traumático para todos, y para mí también", ha afirmado, describiendo la experiencia como "muy desagradable". Y avisa: "Es posible que haya una nueva pandemia de estas características, pero estamos mucho más preparados".

Son palabras en el excelente programa de Ser Catalunya Llapis de memòria, presentado por Gisela Rodríguez, donde los invitados repasan su pasado con el hilo conductor de diferentes canciones que conforman la banda sonora de su vida. Una playlist heterodoxa donde hay de todo, y todo por un motivo. En el caso del médico, 'Holes' de Passenger, 'Channo da Jawani' de Jassi, 'Niu Ailan Bilas Peles', 'Lao Shu Ai Da Mi', 'Gent normal' de Manel, 'Moriria por vos' de Amaral, el 'Viatge a Ítaca' de Lluís Llach o 'El latido de mi corazón' de la película Coco.
Un tema emocionante, una película maravillosa, donde se habla de la vida y la muerte, y de los abuelos y nietos. Para Oriol, la muerte de su abuela lo dejó muy tocado, ya que fue una figura emocional clave durante su niñez. Sus padres, también médicos, pasaban muchas horas en el hospital, y la abuela, que vivía en el piso de arriba, pasaba las tardes con él. "Era el referente emocional de mi infancia". Un momento complicado, como todo lo que vivió con la Covid-19. Y después, desapareció de los medios de comunicación, coincidiendo con un episodio de depresión. "Cuando la nube desapareció, ya pasé página y no quería saber nada de lo que había hecho antes". La depresión ha quedado atrás y ahora asegura sentirse muy bien.

Un Mitjà que ha hablado de cómo se enamoró de la profesión y de cómo era él de joven, "Yo era un niño super tímido y responsable, pero en una época donde la sensibilidad no encajaba tanto". Actualmente, trabaja en la República Democrática del Congo, donde hay epidemias de viruela del mono, y en la China, en la búsqueda de nuevos tratamientos para la sífilis. En el pasado, también viajó y trabajó en otros países asiáticos, como la India y Papúa Nueva Guinea. "Solo se puede luchar contra la pobreza si estás con los pobres". Oriol nació el 23 de junio de 1980, dentro de pocos días cumplirá 45 años. Un momento de su vida que lo coge en plenitud y con su corazón palpitante por la gente que quiere. Y en este sentido, quien tiene un lugar predominante en su vida es su pareja, Sergi, a quien han introducido en la conversación con esta preciosa canción de Amaral:
"Este 'Moriría por vos' me traslada directamente a la época que conocí a Sergi o cuando ya éramos pareja. Llevamos 23 años juntos, ya. Y aquellos comienzos me recuerdan una cena, una vela... segurísimo. Daba esta sensación de conexión. Crea un entorno en que dices 'Uau, estoy enamorado'". ¿Fue un amor a primera vista o alguno de los dos se lo tuvo que trabajar para estar juntos?, le pregunta Rodríguez. Y él: "No sé... desde el principio ya había mucho amor. La fase de enamoramiento, que es como una sensación biológica, pasamos muy rápido esta fase hacia la sensación de ternura y de cuidar del otro. Eso es lo que queda, una forma de querer más generosa, en la que te preocupa que el otro esté bien"... "23 años después, ¿sigues enamorado"?... "Creo que sí. Sí, sí, claro que sí. Sigo pensando que es la mejor persona del mundo y cuando estamos dos días sin vernos me pongo nervioso por volver a verlo, y cuando lo veo me gusta sonreír, tiene muchos gestos hacia mí, le aprecio mucho. Sí, estoy enamorado". Unas palabras que emocionan, bonitas, sentidas y llenas de amor.


Oriol y Sergi, maravillosos. A por muchos más años juntos.