La periodista Xantal Llavina acaba de estrenar en la web 3Cat un nuevo espacio de entrevistas llamado Ho he superat. Es la segunda temporada después del éxito de la primera tanda de entrevistas a VIPS que hablaban abiertamente de un mal trago, normalmente de salud pero puede ser de otros traumas como la experiencia en la prisión de Sandro Rosell o el secuestro del periodista Marc Marginedas. De la segunda temporada hay un capítulo especial para Llavina, el caso de una compañera de la CCMA que ha sufrido, como la presentadora, un agresivo cáncer de pecho y lo ha superado. Es Núria Bacardit nacida en Manresa hace 55 años, sufrió el cáncer cuando tenía 47. Afortunadamente superado, es una de las mejores reporteras de los Servicios Informativos de TV3. De pasar a cubrir los atentados del 11-S en Nueva York, porque estaba allí haciendo turismo cuando no se podía volar, a hacer información de comarcas. Es la delegada en la Cataluña Central.

Bacardit: "Julio de 2017, tenía un cáncer de mama muy agresivo. En una revisión rutinaria me encuentran microcalcificaciones y es cáncer en grado 3, se me cae el mundo encima. ¿Cómo se lo digo a mi pareja, a mi hija de tres años? Me pasa por la cabeza si moriré, si veré a mis hijos crecer. Todo fue muy rápido, pero aquellas semanas antes del resultado y el tratamiento fueron eternas. Hacía 6 meses que había muerto mi padre de cáncer. Sufría ansiedad desde hacía años, tenía taquicardias y me despertaba muchas veces por la noche. Me generó un miedo a morirme. Las emociones negativas y la muerte agónica de mi padre me provocaron un estallido en el cuerpo. Me operaron, me hicieron una biopsia y me quitaron todo el pecho. Decía pues adiós pecho, me da igual. El pánico era hacerme quimio encontrándome mal y cayéndoseme el pelo. Me hicieron la mastectomía y veía fotos de mujeres sin pecho y me hacía a la idea. Tuve una infección y después me reconstruyeron el pecho. La peor parte fue la infección, era muy doloroso. Me tomaba opiáceos como caramelos para evitar el dolor. Pero aquí estamos. Tardé mucho en hacerlo público, tardé dos meses en voz alta: 'Tengo cáncer'. Me parecía una palabra maldita y lo había vivido en mi familia. Durante mi baja le dije a mi jefa 'Tú di que me he roto un tendón'. Otro estigma, el social, no querer que te compadezcan, esconder un cáncer como si fuera una vergüenza.

El programa es un gran ejemplo de cómo explicar una enfermedad desde la superación, para ayudar a los que la sufren. Bacardit: "Está bien explicarlo para ayudar a los demás pero lo tienes que haber procesado. Y a mí me costó. Se lo escondí a mi madre, no lo ha sabido casi hasta ahora. Cuando me venía a ver a casa y me encontraba llorando no le dije que era cáncer. Ella estaba con el duelo de viuda y me quiso creer. Yo no quería verla destrozada. Ahora admite que no saberlo le hizo bien entonces. Ahora me preocupo menos de las cosas, sobre todo después del diagnóstico de la ansiedad, que me decían que era depresión pero un psiquiatra me dijo que era un trastorno de manual, ansiedad. Del top ten de miedos mi número 1 era tener cáncer. Me encontraron el cáncer y era como una terapia de choque. Hicimos humor negro que quizás no hacía falta tanta terapia de choque. Ahora ves que si vives bien día a día no hace falta nada más. Las cosas que pasan no las puedes controlar. Si me llego a hacer la revisión un año más tarde podría haber sido mortal, crece muy rápido. Las revisiones van muy bien". Servicio público puro y duro.