TVE ha vivido épocas doradas de éxito inimaginable hoy en día. La razón principal es obvia: no había competencia y todo lo que se emitía en la pantalla arrasaba. Ahora bien, eso no menosprecia la calidad de muchos de sus formatos, escuela televisiva de muchas generaciones de espectadores y profesionales. Uno de los más incontestables es el '1,2,3...' creado por Chicho Ibáñez Serrador, un programa que era mucho más que un programa. Era la cita ineludible de las familias frente al televisor y el escaparate por el que han desfilado una enorme cantidad de artistas y comunicadores muy populares para el gran público. Una de las más famosas, por no decir la que más, es sin ningún tipo de dudas Mayra Gómez Kemp.

La hispanocubana es un mito intemporal y un referente absoluto, aunque su gran estrella se apagara en 1988, cuando puso punto y final a su carrera en el concurso. Nunca más disfrutó de aquel éxito abrumador, pero seguramente tampoco lo necesitaba. Había tocado el cielo con las manos, e incluso se había quedado allí a vivir en él. Desde aquel momento empezó un aterrizaje gradual que, ya en la década de los 2000, se convirtió en una caída dramática. Y desdichadamente le afectó a su vida íntima y personal.

Mayra Gómez Kemp en su primer 1,2,3 Youtube

Mayra Gómez Kemp en su primer '1,2,3' / Youtube

Mayra Gómez Kemp y Bigote Arrocet en Hora Punta RTVE

Mayra Gómez Kemp con Bigote Arrocet en un homenaje de 'Hora Punta' / RTVE.es

Mayra ha sufrido y de lo lindo por razones de salud. El cáncer se ha ensañado con ella; en 2009, uno de lengua, que hizo tambalearse muy seriamente su capacidad de habla; tres años más tarde, cuando se había recuperado completamente de sus problemas, la enfermedad se reprodujo en la garganta. El impacto fue brutal y, gracias a años de lucha y perseverancia, consiguió superarla. Pero la cuchillada más desgarradora y que la ha dejado sin capacidad de reacción ha sido la muerte de su compañero de vida, su marido Alberto Beco. El coronavirus se lo llevó en enero de 2021, dejando a la presentadora sola, abatida y sin ganas de levantarse de nuevo.

Han pasado 9 meses desde el fallecimiento pero Gómez Kemp no sale adelante. Su relato es conmovedor, como podemos leer en una entrevista en el diario ABC: "Era todo para mí. Falleció cuando llevábamos 48 años juntos y estaba profundamente enamorada de él. Y aunque haya muerto sigo enamorada de él, eso no lo puedo ni quiero cambiar". Una declaración de amor eterno pero dramática al mismo tiempo: desde aquel momento fatídico todo es negro, funesto, inconsolable: "No he podido ni siquiera sacar su ropa de los armarios. Daría lo que fuera por estar uno minuto con él". Si la muerte de un ser amado siempre es traumática, la de Alberto parece multiplicar esta sensación: "Lo dejaron morir, lo dejaron tirado como una colilla. Los médicos no sabían ni siquiera si podían traerme una ambulancia y acabó muriendo aquí, en casa. Me quedé totalmente sola, tuve que llamar a alguien para que sacara el cadáver y lo quemara". Su día a día estremece: "Hay días que no hablo con ningún ser humano, salvo con las hijas de mi marido que me llaman para saber cómo estoy. No salgo de casa porque, ¿a dónde voy a ir? Sinceramente no me apetece en absoluto". La conversación es muy triste, y sólo ofrece una brizna de esperanza cuando explica el porqué no dejarse ir completamente: "Mi marido desearía que yo estuviera bien. Resisto solo por él. Tengo momentos muy bajos y prefiero no seguir contando".

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Mayra Gómez Kemp y su difunto marido Alberto Beco / GTRES

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Mayra Gómez Kemps en la actualidad / TVE

Tener el respeto y la admiración de millones de personas, pero que no compense ante el dolor por la pérdida de una sola. Qué calvario, qué tristeza. A la hora de la verdad, la fama no vale nada.