Masterchef se acerca a su parte final, con la tensión llegando a niveles estratosféricos. La séptima gala ha tenido de todo, pero la competitividad ha sido el elemento más importante. Una semana más el programa se ha dividido en las tres fases principales, una individual, otra por equipos y la de eliminación.

La caja misteriosa se ha convertido en un recurso habitual, y de nuevo sorprendieron a los concursantes con ella. En la primera prueba cada uno tenía delante una caja con 12 productos, y por parejas tuvieron que robar seis alimentos al otro. La estrategia era fundamental, intentando dejar al rival con pocas opciones de inventar algún plato.

La traición reinó, yendo casi todos a hacer el máximo daño posible. Ahora bien, Anabel Alonso y Bibiana Fernández -que programa tras programa acaban peleándose- fueron las más buenas, asegurando no querer dejar a la otra sin nada que hacer.

El jurado volvió a ser tan duro como siempre, tachando "de agua de fregar" el plato de José Corbacho. A Silvia Abril le dijeron que parecía que hubiera hecho un plato infantil, y con eso llegó uno de los momentos más divertidos. Pepe le pidió que imitara a la niña de Shrek, y sin ningún tipo de vergüenza, la actriz la imitó a ella e incluso a un cangrejo.

Bromas aparte, Patricia Montero y Saúl Craviotto fueron escogidos como los mejores de la prueba, llevándose finalmente el premio el medallista.

Un desastre de organización

Y de aquí, a Asturias. Avilés se convirtió en el escenario de la prueba exterior del programa, teniendo que cocinar los famosos concursantes platos típicos de la zona. Fabada, preñaos, cachopos y casadielles para 70 personas: este fue el reto al que se enfrentaron. Ahora bien, sin demasiado éxito.

Saúl y Patricia fueron los capitanes de los equipos, teniendo él más cocineros y ella el poder de congelar dos rivales durante diez minutos. La estrategia de la actriz de hacer que no pudieran cocinar durante los primeros minutos parecía ir genial, pero no tuvieron un guisado tranquilo.

No calcularon bien y salieron tarde menos preñaos de los que necesitaban. Pepe Rodríguez calificó esta prueba como la peor de la temporada: "Ha sido el cocinado más desastroso". Con todo, Patricia empezó a llorar desconsoladamente, perdiendo los nervios mientras Corbacho daba golpes en la carne con rabia. Como castigo, todos los concursantes fueron a la prueba de eliminación.

Edu Soto, que había sido escogido como el mejor de la prueba, decidió aprovechar la oportunidad para salvarse a sí mismo. Pero todos los otros tuvieron que enfrentarse a un reto mayúsculo: les pusieron unas letras desordenadas y tenían que adivinar qué ingrediente podría escribirse con ellas. Si lo acertaban, podían escoger si cocinarlo; y en caso de no saberlo, lo tenían que utilizar sí o sí.

Muy pocos acertaron, y acabaron haciendo platos con ingredientes que no combinaban entre sí. Patricia recibió, de nuevo, las mejores críticas; y Bibiana las peores: "El resultado es terrible. Esta carne parece chicle, no has puesto ganas ni actitud. No tienes ganas y aquí está el resultado". Bibiana se mostró muy enfadada ante las duras palabras de Jordi Cruz, y no pudo evitar acabar siendo expulsada.

A pesar de las innumerables discusiones que ha protagonizado a lo largo del discurso, su despido fue el más tierno.

Cada vez quedan menos galas y el premio se acerca. El nivel de exigencia es cada vez más alto, pero las elaboraciones de los concursantes han mejorado muchísimo. ¿Quién conseguirá hacerse un lugar en la gran final?