El candidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, ha visitado el Chester de Risto Mejide. No ha sido como sentarse a tomar un café con un amigo. Al contrario, se lo ha visto incómodo en muchos momentos, por confortable que pueda ser el sofá donde se sentaba. Primero, hablando de la época en que era ministro del Interior en Francia y su política de expulsión de personas de etnia gitana, cosa que le valió que lo acusaran de "racista". Valls se defendió diciendo que los 5.000 gitanos eran ilegales: "Son políticas de inmigración muy complicadas. La acusación de ser antigitano... eso no".
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Manuel Valls también negó rotundamente lo que se dice sobre la relación que mantiene con su hermana Giovanna. Hay quien apunta que no es buena por un tuit que ella puso en las redes sobre el 155 ("¿Desde cuándo se ha visto una cosa tan bestia como cesar las libertades?") y hay quien asegura que la ha abandonado por un problema que tuvo en el pasado con las drogas que le provocó tener el virus del sida: "Es mi pequeña hermana... Estuve apoyándola, es parte de lo que soy... Hubiera podido hacer más, pero jamás la abandoné... y ella lo sabe".
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Manteniendo la compostura, se irritó más, sin embargo, cuando Mejide lo puso contra las cuerdas... hablando del metro de Barcelona. Los asesores del político tienen mucho trabajo a hacer antes de que lleguen las municipales: hacerle un curso intensivo sobre el transporte público de la ciudad donde él espera gobernar. Que dedique una jornada completa a ir arriba y abajo por las líneas de metro y que se empape bien, porque queda claro que es su talón de Aquiles. Hace un tiempo, en una entrevista le preguntaron "¿Sabe cuánto vale el billete de bus o de metro en Barcelona?". No tenía ni idea y se salió por la tangente diciendo que un taxi le costaba entre 7 y 10 euros. ¿A dónde vas? Manzanas traigo. Ahora, en el Chester, Risto quiso comprobar "si sabes o no sobre lo que quieres gestionar". Sonrisa nerviosa de Valls como previendo lo que le esperaba...
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Sonrisa que se le congela cuando le preguntan: "¿Cuántas líneas de metro hay en Barcelona?". Valls responde sin pensárselo: "Diez". "No, hay 13". Tampoco, Risto, tampoco. Pero el tema es que Valls incómodo, se empieza a remover em el sofá. Continúa el examen: "Tú vives en el Eixample, en la calle París. Dime las tres calles que hay por debajo de la calle París". Más dudas... "Córcega, Provenza.... ¡Rosellón! Claro...". "¿Claro qué?", le pregunta Risto. "Claro que tienes razón, se tiene que conocer bien la ciudad", responde Valls sin convicción, visiblemente molesto.
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"Te equivocas, porque Barcelona es una marca, con un presupuesto importante... La proximidad es muy importante, pero estás haciendo una pequeña trampa. ¿¿Decir 10 o 13 líneas es importante?? Lo más importante es acabar la línea 9 del metro"... "Hombre, si las vas a tener que gestionar...", le responde Risto. "Es que ahora el que me hace trampa eres tú a mí". Valls sigue justificándose: "Nadie en Barcelona conoce todas las calles... estás buscando un titular. Hay gente que conoce muy bien Barcelona, hoy, pero gestiona muy mal". Risto concluye: "Lo que yo busco es coherencia. Y veo que esto te ha picado...". "Un poco", reconoce el invitado. Puedes verlo cliqueando en la foto:
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Le queda un largo camino a Valls de cara a las municipales... Y le recomendamos que lo haga en metro.