Jordi Basté es uno de los periodistas más reconocidos de este país. De hecho, es el periodista más escuchado de la radio en Catalunya, con su incombustible El món a RAC1, líder desde hace muchísimas temporadas, que EGM tras EGM se supera a sí mismo. Jordi Basté tiene muchos motivos para sentirse agradecido y feliz, con un trabajo que, aunque le hace poner el despertador muy temprano, muy temprano, como diría su buen amigo Pep Guardiola, le lleva dando muchas alegrías y reconocimiento desde hace tiempo, pero también con unas hijas que le adoran y por las que siente devoción, como demostró en la última publicación en redes, mostrando una imagen de una de ellas, Gabriela, ya que "Este mono hoy cumple 20 años. Veinte. Lo escribo y todavía me cuesta de creer y ahora entiendo perfectamente aquella frase que siempre había oído decir: 'cuando las hijas se hacen mayores, los padres seguimos viéndolas como niñas'. Siempre lo serán".
Como decíamos, Basté tiene muchos motivos, personales y profesionales, para mostrarse contento y satisfecho. Sin ir más lejos, porque muy pronto estrenará su programa de entrevistas en 2Cat, Pla seqüència, donde charlará con gente que le apetece, y donde el plato fuerte será sin duda la conversación con su amigo Iñaki Urdangarin:
Pero a pesar de estos éxitos personales y profesionales, no debe ser fácil verse en la piel de Jordi. Básicamente, por la hipocondría y los miedos que sufre desde pequeño, o por su trastorno obsesivocompulsivo (TOC), que hace que en su día a día tenga muchas obsesiones, compulsiones, impulsos no deseados que le causan un gran malestar y ansiedad, comportamientos repetitivos, manías y rituales, que, si no los sigue, no está tranquilo. Ha hablado de ello en el imprescindible pódcast Sense filtres de su compañera de RAC1 Marta Cailà, revelando cómo el TOC y la hipocondría le condicionan el día a día. Le diagnosticaron TOC hace poco, pero "los comportamientos repetitivos los arrastro desde que tengo uso de razón, desde la infancia"
Atención al ritual, a la lista de cosas que hace y sigue al pie de la letra, y que si no las hace, piensa que podría tener consecuencias graves para él: "No sé el qué, pero pienso que si no lo hago, algo irá mal. Sé que es difícil de creer, pero si lo he hecho y me ha ido bien, me pregunto qué pasará si dejo de hacerlo". Un ritual que siempre es el mismo de lunes a viernes, desde que le suena la alarma: "El despertador siempre tiene que tener un cuatro. El mío es a las 4.24 horas. Puede ser a las 4.44 o 9.14 h, pero tiene que haber un cuatro". Después, "la ducha, después el desodorante -que me lo tengo que poner cuatro veces-, después lavarme los dientes, ponerme la crema de la cara y, por último, el perfume -que me lo tengo que poner en determinadas partes del cuerpo-". Sale de casa siempre "con el pie izquierdo" y cuando se sienta en la silla del estudio de RAC1 también lo hace entrando por el lado izquierdo. Entre las 6 y las 7 h, cuando sale del directo lee "en diagonal" La Vanguardia y hace el juego de las ocho diferencias: "Las tengo que acabar todas".
Pero hay más, mucho más, "la gente no se lo puede llegar a imaginar. Sé que es muy bestia, pero muchos ya forman parte de mi vida". Solo utiliza dos tipos de bolígrafos en concreto, "uno es de la Cámara de Comercio de Valencia, yo no he estado nunca. Se lo dejó en el estudio el ministro Carlos Cuerpo, vi que tenía una punta que me encantaba y ahora no sé ir sin este boli. Pedí más a la cámara y me enviaron 15". Y antes, un bolígrafo promocional del seguro FIATC: "Me gustó tanto que cuando se me acabó me moría. Me enviaron 125 y todavía los tengo". Suma a todo este TOC, la hipocondría: "Cuando algo me duele, mi cabeza siempre piensa en lo peor, nunca va a la racionalidad. Creo que una cosa lleva a la otra. ¿Por qué hago el ritual? Por el miedo. ¿Por el miedo a qué? Quizás el miedo al dolor, el miedo al mal, el miedo a morir. Soy muy miedoso desde pequeño y convivo muy mal con las enfermedades".
"Es muy importante visibilizar trastornos y condiciones que padecen muchas personas hoy en día. Estamos en una época muy complicada a la hora de poder explicar qué nos pasa y el psicólogo debería ser como un pediatra. Todos tenemos algo que explicar, pero no siempre tenemos la confianza de explicárselo a alguien. El psicólogo o psicóloga te ayuda. Verbalizarlo puede ayudar a mucha gente". Esperamos que lo que ha confesado, ayude a mucha gente.