El Tribunal Supremo acaba de ratificar la sanción de 150.491€ al actor Javier Bardem por infracciones en la declaración del IRPF de los años 2006 y 2007, apreciando "un claro ánimo defraudatorio" por parte del artista. Un nuevo caso de personajes famosos que intentan ahorrarse un dinero a la hora de pagar impuestos, y que en el caso del marido de Penélope Cruz le comporta una doble condena: La económica, seguramente la menos importante para las arcas del actor, y la de las redes sociales, que puede resultar mucho más molesta. Especialmente sí eres uno de los enemigos número 1 de un sector de la política, en este caso, las derechas españolas, que celebran la multa como sí se tratara de la final de la Champions.

Javier Bardem Antàrtida @bardemantartic

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Claro, le tenían muchas ganas, y la barra libre se ha alargado durante horas y horas en las redes. La lista de reproches para la vendetta de la derecha es larga: Desde apoyar el pueblo saharaui, oponerse a la guerra de Irak o los recortes sociales del PP. Sólo le ha faltado ser sospechoso de apoyar al independentismo para exigir quemarlo en la hoguera. Todavía tienes tiempo, Javier. Sería "el premio gordo". ¡Algunos ya lo relacionan con Gabriel Rufián!

También ha habido quien, censurando las maniobras de la estrella de Hollywood, ha querido comparar el nivel de indignación general con el que existía durante la retahíla de casos de corrupción que azotaron la vida pública y política española.

La mancha en el historial de Bardem es de las que costará y mucho quitar. Y de las que se reproducirán durante años y años cada vez que el actor abra Twitter, haga una película o incluso, vaya al lavabo. Son las condenas añadidas del siglo XXI, y que se miden según el número de haters que acumules. Y Javier los ha ido coleccionando durante décadas.