Que Twitter (y el resto de redes) se ha convertido en el escenario habitual de discusiones planetarias de todo tipo (por importantes o insignificantes que estas sean), es bien sabido por los millones de usuarios que utilizan estos medios de comunicación. Que a menudo estos debates quedan sepultados bajo una montaña de insultos y faltas de respeto, también. Por eso, encontrarse con un tuit que consiga superar la banalidad y el consumo instantáneo es como encontrar la aguja en el pajar. Y se agradece, aunque en este caso el tema levantará polvareda, ya que pone en entredicho (por decirlo suavemente) ciertas actitud de los reyes y reinas de las redes: El colectivo de influencers que se ganan muy bien la vida promocionando hasta el aire que respiran vía Instagram. No sólo el aire, también una supuesta solidaridad con los desfavorecidos de todo el mundo.

Que alguien con centenares de miles o millones de seguidores utilice su lucrativo escaparate  para demostrar que es el alma más caritativa del mundo, fotografiándose con aquellos que viven en las antípodas del glamour/postureo que practican, y utilizándolos como reclamo de 'likes' y seguidores, es execrable y le ha dado algún disgusto a referentes mundiales como Dulceida: La de Badalona fue regañada por ilustrar una campaña promocional de gafas de sol con la imagen de un niño africano, un episodio que se refleja en este hilo viral. También mencionan a Paz Padilla, una "comadrona de pega", entre un montón de ejemplos procedentes de influencers de América Latina.

Dulceida consolidaría influencer @9000x

Dulceida consolidaría africa influencer @9000x

@dulceida

Paz Padilla consolidaría influencer @9000x

@paz_padilla

La moda de los gurús del siglo XXI no hace distinciones: Niños, abuelos, mujeres, mendigos, bebés... Cualquiera de estas personas puede convertirse en protagonista instrumental de estas petulantes técnicas de crecimiento profesional y de blanqueo personal. Sí, todos muy solidarios, pero... ¿a cambio de qué? "Cuando la caridad se convierte en vanidad"