Los culés estamos emocionados y con la sonrisa de oreja a oreja desde que Xavi Hernández aterrizó en el banquillo azulgrana para tomar las riendas de un equipo que iba por el camino de la pedriza. El técnico de Terrassa llegó como el salvador al club de su vida para sustituir a Ronald Koeman, pero nadie, ni los más optimistas del lugar, avistaban una reacción tan fulgurante de su equipo. El Barça, de su mano, va a velocidad de crucero, juega como hacía tiempo que no veíamos, ha devuelto la alegría al Camp Nou, sus jugadores están comprometidos al máximo, el vestuario cree en él, Dembelé, Pedri, Aubameyang y compañía juegan como cracks mundiales, el equipo golea y hace siglos que no pierde. Él y sólo él ha hecho posible lo que parecía imposible, que la travesía por el desierto después del adiós del mejor jugador de la historia, Leo Messi, dure mucho menos de lo que nos pensábamos. Como cantan en el Polònia de TV3, "que todo el mundo suba a la 'Xavineta'":

Pues este domingo en Valencia, quien bajó de la Xavineta, o en este caso, del autocar azulgrana, fue él. Pero vamos por partes. Victoria sufridísima en el campo del Levante, con épica final y gol en el descuento de Luuk De Jong, remontando un gol en contra inicial y siendo la primera vez en la historia de la Liga que un equipo gana el partido después de que le hayan silbado tres penaltis en contra. Continúa la racha de resultados, que no de juego, aunque como bien dice el técnico, también va muy bien ganar este tipo de partidos de la manera como se hizo, donde todo el mundo suma, también los suplentes que salieron en la segunda parte. Los azulgranas continúan segundos a doce puntos del Real Madrid y todo el mundo tiene la sensación de que si finalmente no se llega al milagro de ganar la Liga, la imagen de final de temporada que se está dando da motivos para la alegría y la esperanza de que las cosas grandes volverán a llegar muy pronto a Can Barça. Imágenes después del partido hay algunas, como esta impagable en el vestuario culé, cuando Xavi recibía a sus hombres después de la victoria. Miren como abraza al holandés salvador al grito de "Vamos! ¡Cómo estás, cabrón"! o cómo les dice a Pedri o Eric que "¡Estas (victorias) también valen, máquinas"!:

Después de la euforia al llegar a vestuarios, las revoluciones fueron bajando, y Xavi fue hacia el autocar de la expedición azulgrana para volver hacia casa. Una vez allí, se sentó en su asiento para digerir la victoria y pensar en sus cosas. Pero unos aficionados que había cerca hicieron que el técnico azulgrana volviera a bajar del autocar. ¿Por qué? ¡Porque vio a dos pequeñísimos aficionados, con lágrimas en los ojos, que querían saludar y hacerse una foto con su ídolo y tener un autógrafo al grito de "Por favor, Xavi!, entre sollozos. Y Xavi, sin pensárselo ni un segundo, baja rápidamente y les hace los más felices del mundo: ¡"Pero no llores, campeón! Tranquilo, va hombre, va"!. No sólo se hace la foto sino que también coge al más menudo en brazos, que no podía parar de llorar de la emoción. Detalles de ser uno de los más grandes. Xavi, genio en los banquillos y fuera de ellos, todavía más grande:

Un detallazo de crack. Vaya, igualito que Cristiano Ronaldo, que le dio un golpe en la mano a un joven aficionado del Everton después de perder con su Manchester United y le rompió el móvil.