Ferran Adrià se retiró de los fogones hace décadas. Cerró su éxito restaurante ElBulli en la cima y se involucró con proyectos de investigación en la fundación con el mismo nombre. Aunque los inicios no fueron fáciles, ahora mismo se cree que su patrimonio asciende a más de 10 millones de euros. El Bulli fue seleccionado hasta en cinco ocasiones como el mejor restaurante del mundo. Tenía tres estrellas Michelin, pero el gran problema es que no era rentable. Facturaban alrededor de 2 millones de euros, pero su chef, Ferran Adrià, tan solo embolsaba 2.500 euros. Había un importante gasto. Él mismo lo ha contado: "Estuve 14 años sin ganar dinero".

En 2013 fundó elBullifoundation. Esta fundación impulsa la innovación en gastronomía. Es un centro de formación, investigación y reflexión. De allí nacieron proyectos como elBulliDNA, un laboratorio de creatividad, y elBulli1846, el primer museo del mundo dedicado a un restaurante. Este último es la sede de elBulli, que tuvo un coste de 11 millones de euros. En esta fundación se publican libros, se organizan talleres y se colabora con universidades. Es el motor principal de esta nueva vida del chef.
Ferran Adrià se ha hecho millonario con sus intervenciones
Se calcula que Ferran imparte unas 100 conferencias anuales. Es en ellas donde genera grandes ingresos, muchas de ellas se pagan a 80.000 euros su intervención. Además, tiene contratos de larga duración con empresas de renombre como Nestlé, CaixaBank o Telefónica. Las asesora en innovación, creatividad y gestión. Esta parte de su trabajo le genera unos 8 millones de euros al año. Mucho más del dinero que ingresaba con elBulli, que no llegaba a los 30.000 euros de beneficio.
En su web también se pueden comprar productos exclusivos como objetos de colección y merchandising. Una taza puede costar más de 21 euros. Una botella de agua de 600 ml, cerca de 30. Gracias a su conocimiento ha podido hacer crecer su fortuna. Adrià ha logrado vender ideas, métodos e inspiración para otros. A día de hoy vive de su pasión de pensar, enseñar y comunicar.
También ha escrito más de una decena de libros a lo largo de los años. Aunque también ha sido muy criticado por otros chefs. El chef Santi Santamaría fue uno de sus mayores críticos. Dijo que los platos de Adrià eran "más para impresionar que para alimentar”. Le acusaron de usar productos poco saludables. Incluso, como Jordi Cruz, utilizaba becarios no remunerados, solo con la idea de transmitirles conocimiento.
