Cinco años después del fallecimiento de Carlos Falcó, marqués de Griñón, la vida de su última esposa, Esther Doña, ha cambiado de manera drástica. De la mujer envuelta en la sombra del luto pasó a convertirse en una figura independiente, rodeada de estabilidad económica, nuevos proyectos y un perfil que, aunque más discreto, sigue generando titulares. El paso del tiempo ha dejado atrás las lágrimas, pero también ha consolidado a Esther como una mujer que supo capitalizar la herencia que recibió. Aunque en un inicio parecía que quedaría relegada a un segundo plano frente a la influencia mediática de los hijos del marqués, la malagueña jugó sus cartas con astucia y consiguió un acuerdo que hoy le permite vivir sin preocupaciones financieras.
El acuerdo secreto que convirtió a Esther Doña en millonaria
Cuando se conoció el testamento del marqués, muchos esperaban que Esther quedara prácticamente al margen de la herencia. Sin embargo, su nombre apareció vinculado al usufructo del Palacio El Rincón, la joya arquitectónica de la familia Falcó. Aunque no se convirtió en dueña plena del inmueble, este derecho fue suficiente para abrirle la puerta a un acuerdo inesperado. Según trascendió en su momento, Tamara Falcó y su hermano Manolo negociaron directamente con Esther, alcanzando un pacto que la compensó con varios millones de euros a cambio de ceder sus derechos. Ese movimiento, que muchos interpretaron como una jugada maestra, marcó un antes y un después en la vida de la viuda, quien supo transformar una posición aparentemente débil en un triunfo económico que la liberó de cualquier dependencia.
Del luto a la reinvención: libros, romances y nuevos proyectos
El dinero, sin embargo, no fue lo único que redefinió su historia. Consciente del interés mediático que generaba, Esther Doña publicó un libro en el que narró sin tapujos cómo fue su relación con el marqués, abordando la diferencia de edad, el escrutinio mediático y los años compartidos en un entorno de lujo y controversia. El volumen no solo se convirtió en un éxito editorial, sino que también la colocó como protagonista de su propia versión de los hechos, alejándola de los rumores que la habían perseguido.
Pero su reinvención no se detuvo ahí. En el plano sentimental, Esther vivió un romance de alto perfil con el juez Santiago Pedraz, con quien incluso llegó a anunciar un compromiso matrimonial. No obstante, el idilio terminó de manera abrupta y se convirtió en un espectáculo mediático que alimentó portadas durante semanas. A pesar del escándalo, la viuda supo levantarse de nuevo y hoy comparte su vida con Joao, un empresario portugués de 41 años, con quien disfruta de viajes, estabilidad y una relación alejada de las cámaras.
Aunque su nombre sigue inevitablemente ligado a la etiqueta de “viuda del marqués de Griñón”, Esther Doña ha dado pasos firmes para construir una identidad propia. Sus redes sociales, ahora más cuidadas y selectivas, muestran pinceladas de un día a día marcado por la serenidad, los viajes internacionales y un estilo de vida que respira lujo, pero sin la necesidad de exhibirlo de manera excesiva. En paralelo, la malagueña ha incursionado en negocios e inversiones privadas, lo que le ha permitido sumar nuevas fuentes de ingresos y demostrar que su estabilidad no depende únicamente de aquel pacto millonario con los Falcó.