"No estoy jubilada", ha dicho la exministra y exdiputada del PP, Celia Villalobos. Retirada de la política, va probando nuevos empleos a sus 71 años: tertuliana y escritora. Actualmente es una de las participantes de 'Masterchef Celebrity', donde intenta demostrar sus habilidades en la cocina. La malagueña explica que, una vez fuera del Congreso, encontró una vía de escape en los fogones. Muy apropiado, ahora que se habla tanto de la Kitchen popular. Alguien podría pensar que ha metido la cabeza dentro del horno o que se ha pasado con el vinagre, por las sandeces que suelta. Pero no: Celia ha sido siempre así. Polémica, radical y con mucha 'jeta', como cuándo la pillaron en el Parlamento jugando con la tablet o haciendo compras online, en vez de hacer su trabajo.

Celia Villalobos Masterchef RTVE

Celia Villalobos Masterchef RTVE

Y no, está claro que no está jubilada. Sobre todo en su vertiente de opinadora. No se puede aguantar, aunque normalmente todo sean incorrecciones y barbaridades no exentas de toneladas de hipocresía. Lo demuestra en una entrevista en 'El Mundo' con un titular muy jugoso. La andaluza se declara antifranquista, pero quizás alguien le tendría que explicar el significado de la palabra. Atención a lo que dice sobre el dictador fascista: "estoy convencida de que Franco hizo un país socialdemócrata. No había libertad, era una dictadura, pero se ocupaba de determinadas cosas". Sí, y tanto que se ocupaba. De asesinar, de perseguir, de represaliar... de eso sabía un montón. Tiene pinta, sin embargo, que ninguna de estas "cosas" afectaron nunca a Villalobos. Ella es más de pantanos. Como en el que se ha zambullido con esta afirmación. Para hundirla un poco más, tenemos a Gabriel Rufián empujándola: "Personaje nefasto. Y no hay operación de blanqueo que lo pueda hacer olvidar." El knock out, merecidísimo.

gabriel rufian EFE

Gabriel Rufián EFE

celia villalobos efe

Celia Villalobos EFE

El antifranquismo de Villalobos es como aquello de "yo, ni fascista ni antifascista", o como el que defiende una dictadura democrática. Una tomadura de pelo sin paliativos. Si no se ha jubilado, que lo haga. Que ya es hora.