Carlos Herrera es uno de los casos que merecen estudio por imposibles, como un expediente X. ¿Puede alguien cambiar de equipo de fútbol? No hablemos de futbolistas sino de aficionados. Un seguidor de un equipo lo acostumbra a ser desde pequeño, por razones diversas, normalmente por|para lo que mama en casa, y ya no cambia de colores nunca más. Se puede cambiar de pareja, de trabajo o de ciudad, pueden cambiar los gustos y que te guste el pescado cuanto antes lo detestabas, o cambiar de orientación sexual, o cambiar de voto según las elecciones. Se puede cambiar todo excepto de equipo de fútbol. Los casos donde alguien confiesa que lo ha hecho en realidad ocultan otra cosa: que en realidad no era de aquel equipo. En Catalunya hay periodistas que de pequeños eran pericos y de grandes del Barça, como Cristina Cubero o Alfonso Arús. Muchos prefieren ocultarlo. Hay algún caso donde lo ha hecho público el cambio de camiseta, Sergi Mas, famoso locutor de los partidos del Barça en la radio, un buen día se levantó y dijo que se hacía del Español. Todo el mundo sospecha que siempre lo había sido. Y sino, es la fe del converso. Acaba de producirse otro cambio "milagroso", un periodista medio catalán, Carlos Herrera que vivió muchos años en Catalunya y habla correctamente la lengua catalana. Decía que era del Barça y ahora lo detesta. Se presenta como candidato a presidente de la Federación Española de Fútbol, para sustituir el imputado Luis Rubiales, y su carta de presentación, aparte de ser un furioso anti-indepe o de haber defraudado a Hacienda, es que dejó de ser del Barça por asco.
A una entrevista en Bertín Osborne en Telecinco explicó el cambio de equipo. Carlos Herrera: "Soy bético. Barcelonista he sido muchos años también, lo que pasa es que a raíz del posicionamiento del Barça con el independentismo catalán, del que soy feroz enemigo, dije que nunca más. Y nunca más ha sido. Una pena". Lo recuerda Mundo deportivo para saber en manos de quién puede acabar el fútbol español. Claro que otra candidata es Eva Parera, experta en cambiar no de club sino de partido. Ha sido a Unión, a Ciudadanos con Manuel Valls, con Valientes, un partido que sacó a cero concejales a Barcelona, en el PP de Alejandro Fernández y ahora quiere ser presidenta de la RFEF. Viendo a los candidatos, que vuelva Ángel María Villar.
Carlos Herrera, enemigo de los catalanes
Carlos Herrera es nacido en Almería pero como tantos andaluces migró a Catalunya de pequeño. Se instaló en Mataró donde aprendió una lengua catalana que todavía conserva. Fue especialmente chalado cuando al recibir el Premio Ondas que le concedió Radio Barcelona, pronunció el discurso de agradecimiento en catalán. Lo explicamos aquí. Eso no le impide ser profundamente anti-independentista. Hasta ser insultante desde la radio que paga la Iglesia y los contribuyentes que marcan la X al IRPF. Carlos Herrera un día que el juez Pablo Llarena cometía una de sus habituales gamberradas jurídicas anti-indepes, el periodista atacaba a los catalanes indignados: "La marmota catalana: otra vez rasgamiento de vestiduras. Esta teatralidad de señoritas afectadas y dejadas. Esta cosa de romanticismo del XIX en la que viven todos estos pajarracos, que de nuevo ayer cargaron el depósito del sentimentalismo victimista".
Así cada día en la COPE, un programa marginal en Catalunya. Gracias a explicar acudidos de catalanes como este: "Una abuela catalana está indicando su dirección a su nieta, porque la iba a ir a visitar con su marido. Y le dice: 'Cuando lleguéis al edificio, en la puerta de la entrada, hay un gran panel del portero electrónico. Yo vivo en el 304. Apretáis el botón del 304 con el codo y yo os abro la puerta. Entráis al ascensor, que está en mano derecha, entráis y dais al botón del tercero con el codo. Y, cuando salgáis del ascensor, el apartamento está a la izquierda. Con el codo, tocáis el timbre y ya os abro yo', Y le dice la nieta: 'Abuela, parece todo muy bien, muy sencillo, pero ¿por qué hay que dar a los botones con el codo?'. 'Hombre, ¿es que pensáis venir con las manos vacías?'". La broma es él.