Antonio Banderas ha vuelto a agitar el avispero cinéfilo con una confesión que nadie esperaba. Cuando le preguntan por sus películas favoritas, el actor malagueño no tira de nostalgia personal ni se refugia en los títulos que marcaron su carrera. Y aquí viene el detalle jugoso: en su selección no aparece Pedro Almodóvar. Ni rastro.

La sorpresa es mayúscula porque Banderas y Almodóvar forman uno de los tándems más icónicos del cine español. Pero Antonio ha decidido mirar en otra dirección y dejar claro que, cuando se sienta a hablar de cine, no juega a quedar bien con nadie. Él habla de lo que le marcó, aunque levante cejas y genere titulares incómodos.

Fellini, Coppola y el cine que rompe la cabeza

Lo primero que pone sobre la mesa no es ni siquiera una película española. Su gran amor cinematográfico es , de Federico Fellini. Una elección que ya marca territorio: cine libre, raro, introspectivo y sin miedo a romper las reglas. Para Banderas, esa película es una locura maravillosa, un experimento que sigue pareciendo moderno décadas después. Y eso, para él, es oro puro.

Antonio Banderas

A partir de ahí, el listado sube el volumen. En su podio aparece El Padrino, porque hay clásicos que no necesitan defensa. Banderas se rinde al drama mafioso, a los personajes llenos de sombras y a ese universo oscuro que engancha generación tras generación. Coppola entra directo en su altar personal sin discusión posible.

El giro inesperado: cine incómodo y sin concesiones

Después llega la épica con Lawrence de Arabia. Aquí el actor se deja llevar por las grandes historias, los paisajes infinitos y ese cine que se hacía a lo grande, sin miedo a durar horas ni a exigir atención total al espectador. Le gusta el cine que abruma, que te arrastra y no te pide permiso. Y cuando parece que todo va de Hollywood, Antonio gira el volante sin avisar. Aparece Orson Welles con Sed de mal, una elección nada casual, y remata con El ángel exterminador, de Luis Buñuel. Cine español sí, pero del que incomoda, provoca y descoloca, del que no busca aplausos fáciles.

Así pues, Banderas deja claro que su cine favorito no entiende de amiguismos ni de trayectorias compartidas. Le gusta el riesgo, el caos creativo y las películas que no se lo ponen fácil al espectador. Y si eso implica dejar fuera a Almodóvar, lo hace sin dramatismos. Porque cuando habla de cine, Antonio va a pecho descubierto. Y eso, le pese a quien le pese, también es cine de verdad.