Este viernes vimos a Albert Rivera en la gran fiesta facha de Mario Vargas Llosa que el Nobel peruano organizó en una finca de Madrid. Un sarao con comida, capea, flamenquito y centenares de invitados de la derechona pata negra. El expolítico y enterrador de Ciudadanos llegaba de los primeros a la cita, no se quería perder el festín y la juerga con sus iguales. Pero no sean malpensados, que el catalán se había ganado el recreo sudando la gota gorda. Sí, porque  aunque no trabaje en la política ni en la abogacía (se lo quitaron de encima por vago, parece ser), al menos mantiene otro trabajo. Uno alucinante, para mearse de risa, pero real. Director de máster en liderazgo político. Él, forjador de líderes. Claro que sí. Esta liadísimo.

El curso en el que Rivera garantiza modelar a los mandatarios del mañana busca nuevos pardillos que se dejen una buena pasta en la inscripción y matrícula. Entendemos que deben haber bofetadas para ser uno de los escogidos, porque quién no querría tener de profesor y asesor a Albert, o a Margarita Robles, Toni Cantó, Albert Boadella, Jorge Bustos, Begoña Villacís o Alberto Ruiz Gallardón, ¿verdad? Pues parece que o no tantas como querrían o ni una sola, porque han tenido que lanzar una campaña de marketing y publicidad impresionante, potentísima, radical y rompedora. A la altura del propio máster. Se pueden hacer una idea del resultado.

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Albert Rivera, madrugador en la fiesta de Mario Vargas Llosa / Europa Press

Un vídeo de 35 segundos que es la antítesis del liderazgo, pero también de la comunicación y de la ciencia publicitaria. Un despropósito hecho de cualquier manera, cutre a la enésima potencia. Rivera está tan pagado de sí mismo que cree que él solo llena la pantalla, y que entre sus palabras y el tono de voz es una especie de flautista de Hamelin en plena forma. Cuesta bastante entender lo que dice a cámara, tienes que subir el volumen al máximo y seguir los labios del orador para no perder el hilo. Albert hace promesas y vende motos gripadas:  "Si quieres mejorar tu capacidad de comunicar en público, si te gustaría saber cómo se construye o se lidera un equipo. Si quieres conocer los entresijos de las campañas electorales o la gestión de una crisis. Si te apetece venir con nosotros a Bruselas en una estancia en Bruselas con los mejores líderes europeos. ¡Únete a nosotros!”. Y todo esto sin reírse al final, increíble.

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Albert Rivera, el día de su dimisión / EFE

El vídeo es de comienzos de octubre, pero no se ha convertido en viral hasta este fin de semana. Imaginen la repercusión que ha tenido. Y si está disfrutando de ella, le hacemos un spoiler: no es por su excelencia ni por enganchar al público. La razón es el nivel paupérrimo que demuestra, en todos los sentidos. El hazmerreír de la red, como tanto le gusta. Le dicen de todo, claro, por el contenido, por la puesta en escena, por la ejecución: "Él, que no lideró una mierda y que su equipo está en la ruina más absoluta", "plano inclinado. Pico de mesa. Enchufe. Eco en sonido directo. ¿Qué liderazgo ni qué niño muerto?", "lo ideal sería vocalizar y que te pongan un micrófono".  Un éxito.

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Albert Rivera, hazmerreír de la red / Twitter
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Albert Rivera, hazmerreír de la red / Twitter
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Albert Rivera, hazmerreír de la red / Twitter
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Albert Rivera, hazmerreír de la red / Twitter
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Albert Rivera, hazmerreír de la red / Twitter
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Albert Rivera, hazmerreír de la red / Twitter
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El vídeo del líder Albert Rivera / @inliderazgomgt

La política no ha perdido demasiado con su marcha. El Derecho, todavía menos. Eso sí, como humorista apunta maneras.