Acostumbrados a la excelencia, a los goles, a las victorias y a la gloria, la final de la Champions League femenina en Turín supuso un golpe de realidad muy cruel para el F.C.Barcelona. El Olympique de Lyon recuperó el título continental y la etiqueta del mejor equipo del mundo sobre el césped del Juventus Stadium. La calidad, el oficio, la experiencia y la contundencia francesa dejó a las culés sin revalidar la corona, desactivando totalmente su talento y empuje. Tampoco ayudó demasiado el papel de una árbitra incomprensible ni la exhibición de poca deportividad del OL, deteniendo el juego después de cada jugada. No hacía falta. Pero eso también es la cara real del deporte: ganar a toda costa. Y así lo hicieron.

Da lástima, sí. Por la ilusión y el trabajo de las jugadoras, por el compromiso de la afición, por el trabajo del club... Pero la vida continúa. Y el Barça Femenino tiene que continuar por el mismo camino que las ha llevado hasta este punto de su historia. Nada se ha acabado en Italia: sólo es un batacazo para volver más fuertes, más maduras, mejores. Mejores durante los partidos, porque como personas, deportistas y competidoras son fuera de serie. Se dejan la piel cada segundo y eso, por muchos goles que encajes en una noche importante, es lo que hace vibrar a los seguidores. La imagen de las jugadoras azulgranas agradeciendo la fidelidad de las 15.000 almas que se desgañitaron en las graderías es una estampa preciosa. La inyección de moral que levanta el ánimo culé.

Barca femeni Turin EFE
Las jugadoras del Barça Femenino agradeciendo el calor a la afición a Turín / EFE
Afición Barça Turín @aitana.bonmati
Afición del Barça en Turín / @aitana.bonmati

Las chicas del Barça ofrecieron el mejor ejemplo de fair play posible justo después de oír el silbido final de un partido que no pudieron remontar. Era una empresa muy difícil, pero durante 60 minutos (una vez rehechas de los 3 goles en media hora de las francesas) creímos en ella. Podrían haber digerido la derrota con la frustración que acompaña a estos momentos tan dolorosos, pero ellas no son de este mundo. Ningún reproche, ningún gesto antideportivo, ninguna salida de tono o desprecio a las campeonas o a la propia competición que acababan de perder. El mejor ejemplo, lo que hicieron mientras recogían el premio de consolación, la clásica medalla que dice "eres la número 2" y que cuesta tanto aceptar. Todo lo contrario: honor, orgullo, valores.

Alexia Putellas Barca femeni Lio EFE
Alexia Putellas triste por la derrota en la final / EFE

Todas las integrantes de la plantilla actuaron con elegancia, pero si hay una jugadora que ha enamorado a la culerada y a muchos aficionados del planeta esta es Aitana Bonmatí. No fue su mejor noche, tampoco la del resto de compañeras. Fue sustituida por el entrenador buscando un revulsivo que no llegó. El sueño se había estrellado, pero la de Sant Pere de Ribes se colgó la medalla, la miró sin odio, la besó y la enseñó a cámara. Que lo vea todo el mundo. Es el Barça. La esencia de la pasión por los colores azulgranas. En sus redes, escribe: "Es un día duro, de aquellos que cuesta levantarse. Un día que nos hará mejores y del cual aprenderemos mucho. A veces caes y nuestra responsabilidad es hacer autocrítica para mejorar y continuar el camino. A vosotros, familia, amigos, culés, sólo tengo palabras de agradecimiento por todo el apoyo y el calor, quedará para siempre en nuestros corazones. Os debemos una. VOLVEREMOS. Visca el Barça".

Habrán perdido la Copa, pero siguen siendo números 1. Gracias por todo y a seguir soñando despiertas.