Los fans de Rihanna piden a gritos un nuevo concierto. La cantante no se ha montado en un escenario desde hace ya cuatro años. Tampoco ha grabado nada nuevo. Se ha dedicado a su rol de empresaria con el que ha logrado figurar en la lista Forbes de multimillonarios, como la artista musical femenina más rica del mundo, gracias a su marca de maquillaje y cuidado de la piel, ‘Fenty Beauty’ y su línea de lencería, ‘Savage X Fenty’. Sin embargo, parece que hay razones de peso que mantienen a la heroína de Barbados alejada de los conciertos.

Cuando Rihanna ofreció su tour ‘777’, en el 2012, se propuso realizar siete conciertos en siete países durante siete días. Pero con tantos conciertos en varios puntos del planeta y en tan poco tiempo, la cantante parece que tuvo algunos contratiempos, y llegó tarde a varias presentaciones. Por lo que la intérprete de ‘Umbrella’ acabó con varias multas valoradas en unos 250 mil euros, por sus retrasos en varias actuaciones y fiestas a las que estaba invitada como cantante. La artista viajaba en un jet privado para poder llegar puntual a sus compromisos, sin embargo, la aeronave también sufrió retrasos que alteraron la agenda de la cantante, lo cual le generó problemas con sus representantes de ese momento. 

Las multas se originaron por varios retrasos en los vuelos, lo que tiene un impacto económico, pues debe pagar más por mantener su avión en el aeropuerto y retrasa toda la planeación de los conciertos. “Su equipo tiene que hacer llamadas desesperadas a los aeropuertos durante la noche y cada hora que se retrasa tiene que pagar nuevas autorizaciones para volar, lo que también conlleva costes en los aeropuertos privados, ya que hay personal de aduanas, de equipaje y de seguridad que tienen que seguir trabajando”, dijo el diario británico 'The Sun' sobre la gira ‘777’ de Rihanna, que terminó costándole una verdadera fortuna.

También en el año 2012, Rihanna demandó a sus contadores por llevarle mal las finanzas, aunque realmente ellos acusaron a la cantante de Barbados de no pagar sus honorarios. Un juez le dió la razón a los contadores, y pidió que la artista cancelara una suma superior 47 mil dólares por los no pagos. En el año 2009, la cantante también tuvo que pagar una multa en Nueva York por hacer unos tatuajes sin el permiso correspondiente. La cantante se acercó a la tienda de tatuajes de un amigo, y acabó convirtiéndose ella en la tatuadora, cuando el propietario del local y otros dos trabajadores más le habrían pedido a Rihanna que les tatuara un paraguas con su inicial. En Nueva York, tatuar sin contar con la licencia requerida para ello constituye un delito menor, que le supondría a la artista una suma de unos 1.100 dólares de multa.

Rihanna

Rihanna/ Instagram

Pero esos problemas financieros quedaron en el pasado. Ahora Rihanna es una multimillonaria reconocida mundialmente y, aunque parezca mentira, su fortuna (valorada en más de 1.700 millones de dólares) no la ha generado con conciertos ni discos, lo ha hecho con sus empresas de cosméticos y ropa. Por eso quizás, la reina prefiere mantenerse alejada de los conciertos y concentrarse en su rol de empresaria, que le resulta mucho más rentable.