Después de dos años sin pisar la arena y de haber sido padre por cuarta vez, Jesús Janeiro Bazán, conocido como Jesulin de Ubrique, volvió al ruedo el pasado sábado. No fue como aquellas tardes de gloria en las que llenaba las gradas de miles de espectadores, pero si consiguió la satisfacción en los 1.000 asistentes al evento.

A sus 48 años, Jesulín toreó en Maella, Zaragoza, en una plaza con capacidad para 1.200 personas y 27 metros de diámetro, considerada de 3º categoría, y que cumplía 100 años de antigüedad.

Jesulín de Ubrique vuelve a torear

Jesulín compartió cartel con Nicanor Villalta, uno de los principales matadores del siglo XX, y con el joven Cristiano Torres, de 16 años. Jesulín se enfrentó a dos toros. Al primero le cortó las dos orejas, mientras que al segundo sumó el rabo. Cabe decir que la recaudación será para la residencia de la tercera edad de Maella. Algo es algo.

Cartel de la corrida de Maella
Cartel de la corrida de Maella

El día anterior, Jesulín ofreció una entrevista al periódico La Comarca. “Todas las plazas no cumplen cien años y para mí es una satisfacción el poder ir a esa tierra a torear. El compromiso me obliga, por lo menos, a intentar dar lo mejor de mí. Y sobre todo a pasar una buena tarde de toros, a divertirnos y a darle el gusto a la gente que acuda a Maella”, apuntó orgulloso.

Jesulín anuncia varios compromisos para este verano

También explicó que la pandemia le impidió celebrar entre 15 y 20 corridas que tenía previstas. Y que desde 2020 no había vuelto a torear. "Se fueron al traste y llevo ya desde el 2020 y no he toreado absolutamente nada. En Maella va a ser la primera vez que voy a torear tras dos años. Lo cojo con muchísimas ganas", apuntó. Además, anunció que tiene “algunas cosas cerradas a lo largo del verano. Espero que todo vaya bien”.

También le preguntaron por cómo se había preparado: "Yo no soy una persona de abandonarme mucho. Por naturaleza y porque me gusta suelo hacer deporte prácticamente a diario. Me he ido preparando un poco en el campo: por lo menos tener contacto con los animales. Esto es muy diferente a hacer deporte normal y corriente. Torear es otra cosa y he estado haciendo un poco de tentadero, toreando algunos toros a puerta cerrada, y de momento me he encontrado bastante bien".

“Me he quitado dos o tres kilillos de encima y poco más. No es lo mismo torear un festival que ya torear una corrida de toros y vestirte de luces, eso son palabras mayores, y quizá el entrenamiento es muchísimo más exigente", añadió. Aunque dejó claro que sus mejores momentos, si es que esto del toreo hay alguno, ya se terminaron: "Creo que mis años de gloria ya pasaron, ¿no? Tampoco tengo 20 años ya, tengo 48, y como profesional son ya 36 años, 33 como matador de toros. Eso da para mucho. Es verdad que ha habido años gloriosos pero no tiene nada que ver a cómo yo me siento ahora, es muy diferente".