Estos días, en Cataluña, las tormentas han sido protagonistas. Relámpagos, truenos y lluvias intensas han llenado el cielo. Un espectáculo imponente, sí, pero también una amenaza para la vida diaria. Y entre las recomendaciones más sorprendentes de los expertos está una muy concreta: no ducharse mientras dura una tormenta.

Puede sonar exagerado, pero no lo es. Cuando un rayo cae cerca de un edificio, la electricidad busca el camino más rápido para desplazarse. Ese camino, muchas veces, son las tuberías de agua. Y si una persona está bajo la ducha en ese momento, la descarga puede transmitirse directamente al cuerpo. El resultado pueden ser lesiones graves e incluso la muerte.

Relámpago tormenta / Pixabay
Relámpago tormenta / Pixabay

Si hay tormenta, es recomendable no ducharse

El agua corriente no es tan inocente como parece. En muchos hogares, las tuberías son de metal, un excelente conductor de electricidad. Aunque algunas viviendas modernas utilizan PVC, que reduce el riesgo, la mayoría de instalaciones siguen siendo mixtas. Eso significa que el peligro no desaparece del todo. A ello se suman los calentadores de agua, que pueden multiplicar la intensidad de una descarga.

Los especialistas insisten en un consejo simple pero crucial: esperar. La pauta es evitar ducharse, fregar los platos o poner la lavadora hasta media hora después del último trueno. La probabilidad de accidente puede ser baja, pero las consecuencias son demasiado graves como para ignorarlas. Y no solo se trata de agua: también conviene desconectar aparatos eléctricos para evitar sobrecargas.

Lluvia Barcelona Tiempo / EFE
Lluvia Barcelona Tiempo / EFE

Mucho ojo si sales a la calle en plena tormenta

Los riesgos no se limitan al interior de la vivienda. En el exterior, la tormenta es aún más peligrosa. Refugiarse bajo un árbol es una mala idea. Las ramas atraen los rayos y pueden convertirse en trampas mortales. Tampoco es seguro quedarse cerca de estructuras metálicas, ni mucho menos en lagos, piscinas o ríos. La conductividad del agua al aire libre multiplica el riesgo.

Existen mitos que todavía circulan. Uno de los más repetidos es que los rayos nunca caen dos veces en el mismo lugar. Falso: lo hacen y con frecuencia, sobre todo en puntos elevados. Otro mito es que no hay peligro si no llueve. Sin embargo, los rayos pueden desplazarse hasta 16 kilómetros desde la tormenta, incluso bajo cielos aparentemente despejados. También se suele creer que los móviles atraen rayos, algo totalmente falso; lo que sí representa un peligro son los teléfonos fijos con cable.