Seguro que no hace falta que te demos muchas explicaciones sobre quién es Arantxa Sánchez Vicario. Con tan solo 13 años, ya era jugadora de tenis de forma profesional. Competía al más alto nivel y viajaba por todo el mundo. Su nombre siempre será recordado como una de las mejores deportistas de todos los tiempos. Sin embargo, no solo llenó portadas de periódicos deportivos, también de la crónica social, debido a sus problemas familiares.

Prácticamente Arantxa Sánchez Vicario perdió su infancia. Se sentía controlada todo el rato y con demasiado presión, por eso tal vez decidió a abandonar a una edad tan temprana. Con tan solo 30 años. Allí se dio cuenta que vivía en el paraíso.

“Era una vida totalmente desconocida para mí. Me levantaba por la mañana y me parecía el Paraíso: ni entrenamientos, ni medir lo que desayunaba, ni viajes, ni presión y nervios, ni gente diciéndome qué hacer Me di cuenta de que había otra vida, la real, y que empezaba ahí. Me emocionaba mucho”, se sincera Arantxa.

Justo en ese momento vivió todo un infierno familiar. Un clan que parecía inseparable empezó a erosionarse. La tenista se separó por completo de sus padres, a los que ni tan siquiera hablaba. Escribió una biografía donde se sinceraba sobre los problemas familiares, sin embargo a día de hoy reconoce, en una entrevista a 'El Mundo', arrepentirse. En aquella época estaba manipulada y guiada por personas que no querían su bien.

Arantxa Sánchez Vicario y sus padres/ Agencia

Arantxa Sánchez Vicario y sus padres/ Agencia

“El libro fue un gran error. Otra sombra. Hoy no lo hubiera escrito, pero en aquel momento me dejé aconsejar y manipular por gente que no quería lo mejor para mí. Me convencieron de que sería algo positivo en mi vida y, luego, descubrí que no era así y que esa persona (su ex marido Josep Santacana) tenía sus propios intereses en que rompiera con mi familia”, cuenta.

Según la deportista, no todo lo que contó en el libro era real. Finalmente, cuenta que fue ella quién dio el paso de pedir perdón a sus padres y hermanos. Ahora todo está olvidado, pero ella no se puede quitar de la cabeza que su padre se marchó de este mundo sin esa esperada reconciliación. “Di el paso de pedirles perdón y hemos ido recuperando la normalidad. Por desgracia, el daño ya estaba hecho, al final mi padre estaba en una situación complicada de salud [padecía alzhéimer] y falleció sin que nos reconciliáramos. Aún me pesa y me pesará siempre”, confesó totalmente rota.