Algunos artistas son elegidos de forma obligatoria para acudir a Eurovisión, sin embargo para otros es un sueño y se presentan de forma voluntaria. Pero el festival más importante de la música en Europa no es siempre beneficiosos para el artista. Respecto a España, siempre queda en las últimas posiciones y esto le da una mala propaganda. Es el caso de Soraya Arnelas. La concursante de OT vio como su carrera en la industria cayó en picado tras su paso por Eurovisión.

La extremeña representó a España en Eurovisión en el año 2009 con el tema ‘La noche es para mí’, después de ganar una preselección que empezó en Internet y que acabó con una serie de galas en el prime time de TVE. En el concurso quedó la penúltima, con 23 puntos, con solo Finlandia por detrás.

Más de una década después de su actuación ha aprovechado las redes sociales para hablar de ese episodio de su vida. Es un tema muy espinoso que nunca ha querido tocar, pero finalmente ha cargado contra la puesta en escena. “Aquella fue la peor coreografía jamás llevada en la historia de Eurovisión … y venga a dar vueltas! Y más vueltas! Aún sigo mareada”, apuntó la cantante, dejando claro que las cosas no se hicieron tal y como ella habría querido.

Soraya Arnelas no se llevaba bien con la coréografa que le impuso TVE 

En la preselección, Soraya Arnelas acudió con una coreografía realizada por Miriam Benedited, quien trabajó con ella en los últimos cinco años, también llevó su propio cuerpo de bailarines. Sin embargo, TVE decidió prescindir del equipo de la cantante y puso a su propio coreógrafo y sus bailarines. A Soraya no le quedó más remedio que acatar las normas y adaptarse.

Soraya Arnelas RTVE

Soraya Arnelas / RTVE 

En 2009, tras la desastrosa actuación, Soraya confesó que no tuvo muy buena relación con la coreógrafa asignada. Tuvo “muchas discusiones con la coreógrafa, incluso llegué a amenazarla. El último día del ensayo en España no fui porque si iba la agarro de los pelos”. Ella pidió que se le cambiase la coreógrafo, pero TVE se negó. O aceptaba o buscaban a otro representante para el Festival. “Fue una imposición”. “Si ella me hubiese entendido mejor y si nos hubiésemos llevado mejor, hubiéramos llegado a un acuerdo con la coreografía. Pero ella jamás me dejó aportar ideas y tomar parte en la coreografía”, lamentaba.

Ella quería salir “de un columpio desde arriba, con una cola de tela que llegara del techo al suelo, en ese columpio, que los bailarines tiraran de la cola hasta que estuviera abajo. Hubiese sido todo más espectacular… Y los bailarines hubiesen sido todo chicos, con una corista en su sitio, cantando como dios manda, y cada uno dedicándose a lo suyo”.