La Fundación Princesa Grace es un evento que se celebra cada año, en él se entregan premios que apoyan la carrera de talentos emergentes en danza, teatro y cine. Pero, aunque es una celebración anual, la que se llevó a cabo el pasado 3 de noviembre pretendía ser distinta al contar con la presencia de su vicepresidente, el príncipe Alberto, y la de la princesa Charlène. Ambos viajaron a Nueva York donde tuvo lugar la gala y en la cual Charlène de Mónaco deslumbró una vez más con la elección de su estilismo.   

Robó toda la atención del show la pieza rarísima que portó Charlène, que se convertía en todo un homenaje a Grace Kelly y que también marcaba la diferencia de la gala, por las peculiaridades de la piedra que fue creada por su joyero de cabecera Lorenz Bäumer. Este diseñador ha colaborado con marcas como Chanel, donde fue director artístico del departamento de joyería durante 20 años; Louis Vuitton, donde se le encargó el lanzamiento de la línea de joyería de la firma, Hermès, Cartier o Guerlain. En 2010 la familia real de Mónaco le encargó crear las joyas para la boda de la princesa Charlène y Alberto de Mónaco.  

Desde entonces Lorenz Bäumer ha realizado diferentes diseños para la princesa, como el collar que llevó en el evento compuesto por una larga cadena de diamantes y un medallón con una piedra rosa, rodeada de un círculo de diamantes amarillos, bautizada como “La vie en rose”, cuenta Vanity Fair. La princesa acompañó esta pieza con unos pendientes también de brillantes y un maquillaje de acabado jugoso que le daba aspecto de buena cara y combinaba de maravilla con su vestido y sus joyas. Como resultado obtuvo un estilismo sofisticado y al mismo tiempo relajado y divertido. Resultó un alegre diseño más propio de la primavera por su llamativo estampado floral. Tal como señala Vanity Fair se trató de un dibujo multicolor de estilo impresionista sobre un vestido sin mangas y silueta holgada, firmado por el diseñador monegasco Terrence Bray.   

Alberto y Charlène en la gala Fundación Princesa Grace 

La presencia del príncipe Alberto y la de Charlène no es habitual. Pero cada vez queda más claro que la sudafricana ha vuelto a su agenda con fuerza y, después de ese viaje a Noruega con el que retomaba sus compromisos internacionales y su visita al Vaticano, ahora ha sido el turno de Nueva York. Claro que no era una celebración cualquiera. Este año se ha cumplido el 40 aniversario del fallecimiento de la princesa Grace, por lo que la pareja quiso estar presente en una noche tan importante para la fundación que lleva su nombre. 

Ambos llegaron en último lugar, como dicta el protocolo, captando toda la atención de los medios al pasar por la alfombra roja, elegantes y muy adecuados para la ocasión. Y claro, si ya de por sí cada aparición de la sudafricana levanta expectación, el verla con un look de gala lo hace aún más. Su entrada causó impacto.