Fleur de Miraval ya fue el champán oficial del año pasado en los Oscar y en la fiesta posterior a ellos. El dueño de la bebida, Brad Pitt, no solo aporta a esta ceremonia su talento actoral, sino también su negocio y que manera de hacerlo. El champán rosado Fleur de Miraval Rosé fue servido durante la ceremonia, que tuvo lugar en el famoso Dolby Theatre de Hollywood, así como en la fiesta oficial posterior, el 'Governors Ball' y otros eventos adyacentes a los Oscar. Fleur de Miraval busca la mayor elegancia respetando el saber hacer ancestral, un champán "puro, complejo, intenso y atemporal a partir de coupages de diferentes añadas envejecidas tanto en roble como en botella de la variedades Chardonnay -75%- y Pinot Noir -25%- en los terruños de la Côte des Blancs, con sus suelos calcáreos ideales para lograr hacer un producto único".

Pero también es de los más exclusivos -cuesta 390 dólares, 355 euros, 345 en la web de Vinoselección-. En la botella se pueden ver las iniciales E, de Exclusivily, y R, de Rosé. Además de destacar por su complejidad aromática, brilla al igual que lo hacen las estrellas de la gran pantalla que disfrutarán de sus especiales burbujas en la celebración mundial del cine. Cada año, se producen alrededor de 20.000 botellas. Aproximadamente 1000 de ellas, específicamente del champán 'NV Exclusivement Rosé 2', conocido como EV2 y lanzado en 2021, han cruzado el charco para amenizar la gala más importante del cine a nivel mundial. Para beber, los asistentes contaron con el champán rosé de Fleur de Miraval, del cual Brad Pitt es copropietario. Cada botella de estas tiene un costo muy elevado, y 1.000 ejemplares estuvieron disponibles en los Premios Oscar.

Un champán hecho con mucho amor familiar

Esta bebida es conocida por ser la única maison dedicada exclusivamente a elaborar champán rosado, Fleur de Miraval. Por eso y por pertenecer a Brad Pitt, por supuesto. Este proyecto nace de la colaboración entre tres familias: la de Pitt, propietaria del Château Miraval en la Provenza; los Perrin, propietarios del Château de Beaucastel; y la familia Péters, con raíces en el corazón de la Champaña durante seis generaciones. Juntos, eligieron dar rienda suelta a su creatividad, sin restricciones, para hacer un rosado impresionante como nadie había probado antes.