Qué digan lo que quieran, pero pocas personas hay en el mundo que, a los 65 años, tenga la vitalidad suficiente como para andar rodando por el mundo dando conciertos. Bien, quizás si sea capaz de hacerlo —y lo ha sido en más de una ocasión— algún rockero trasnochado que se posa tras un pie de micro y comienza a soltar sus versos. Son mucho más limitadas las opciones si hablamos de mujeres artistas. Ellas, las grandes apartadas de las industrias y la vida pública cuando traspasan el lindar de ciertas edades. Entiéndasenos en todos los supuestos, porque a la vez nada es imposible.

Para seguir en activo en la tercera edad suele ser más aceptado por los convencionalismos ceñirse a dar espectáculos más púdicos. Pero eso no va con Madonna. Nunca ha ido con ella, porque ella es la reina del pop. Y una reina del pop nunca defraudaría así, tenga 20, 40, o 70. Con un show más que a la altura, su gira The Celebration Tour aterrizó en Barcelona los pasados 1 y 2 de noviembre. Decenas de fans de la ciudad condal, pero también otros muchos puntos de la geografía, quedaban encantados de presenciar esta función de más de dos horas que comprende diecisiete cambios de vestuario.

La intérprete de Like a virgin encandiló a las masas durante su paso por el Palau Sant Jordi, y aunque la presencia de fotógrafos estaba vetada, sus seguidores no pudieron evitar inmortalizar uno de los momentos más surrealistas a la vez que impactantes de la noche. Y es que de entre todos los temas indispensables que cualquier forofo de la música pop quisiera escuchar —y bailar— en una live session de la de Bay City, que no son pocos, uno de los 'must' siempre ha sido el icónico Vogue. Para los más desconectados del asunto que quizás hayan limitado esta rítmica propuesta a bailar algo similar a La Macarena de Los del Río, cabe destacar que esta canción que data de 1990 fue clave para que la danza de los marginados del 'ballroom' neoyorquino trascendiera a la escena 'mainstream'. La emoción detrás de los sonidos chiclosos, que a veces la hay.

Ahora bien, lo que quizás nadie esperaba de la presentación del tema en cuestión durante su última vez actuando en la capital catalana es quien la acompañaría sobre el escenario. Nada más y nada menos que Úrsula Corberó, una de las catalanas más exitosas dentro y fuera de nuestras fronteras en el mundo de la interpretación. El suyo, un impecable salto del Mirall trencat de TV3 a Hollywood. Entre los bailarines, en las grabaciones se aprecia a ambas alzando los inconfundibles carteles que servían para anunciar los 10s across the bord. Unos instantes bastaron que las redes sociales se llenaran de vídeos del momento de tan espectacular unión entre cantante y actriz, así como de preguntas irónicas del estilo "¿le habrá enseñado Úrsula a hablar catalán a Madonna?". Qui lo sa.

No es la primera vez que Corberó hace gala de su curiosa relación con Ciccone. Hace algún tiempo, contaba el surrealista primer encuentro que tuvieron dentro de un avión durante su entrevista en el famoso The Tonight Show de Jimmy Fallon. 

De desconocidas a compartir el Sant Jordi. Quién lo iba a decir. Úrsula ha captado a la perfección aquello de strike a pose.