La nutricionista oncológica Rafaela Rodríguez participó en una entrevista con el médico Borja Bandera en su podcast Mejor que ayer, donde analizó los principales alimentos y hábitos que pueden aumentar el riesgo de cáncer. Durante la conversación, la especialista aclaró que no existe una dieta anticáncer universal, pero sí patrones de alimentación que ayudan a reducir la probabilidad de desarrollarlo. Su mensaje fue directo: menos ultraprocesados, menos fritos y más alimentos frescos.

Ultraprocesados, carnes procesadas y fritos, en el punto de mira
Rodríguez explicó que los productos ultraprocesados —ricos en azúcares libres, aceites proinflamatorios y aditivos— debían ocupar un lugar muy limitado en la dieta. “Reducir su exposición siempre será un factor preventivo”, señaló durante la charla.
La experta recordó que la carne procesada, como embutidos, salchichas, bacon o curados, está clasificada por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) como carcinógeno del grupo 1, con evidencia suficiente de que puede provocar cáncer. “El consumo debería ser mínimo”, explicó. También advirtió sobre los salazones de pescado, por la formación de nitrosaminas durante su preparación, asociadas a un mayor riesgo de cáncer gástrico.
En cuanto a las frituras, Rodríguez advirtió que cocinar a temperaturas elevadas favorece la aparición de compuestos como las acrilamidas o las nitrosaminas, ambas relacionadas con procesos cancerígenos. Por ello recomendó técnicas más suaves como el horno, el vapor o los guisos.
Respecto a la carne roja, la nutricionista matizó que el problema no reside tanto en el alimento como en su cocinado. Las brasas o la plancha a alta temperatura, explicó, generan hidrocarburos aromáticos policíclicos y aminas heterocíclicas, sustancias que pueden dañar las células. También aconsejó marinar la carne con limón o hierbas antioxidantes y acompañarla siempre de vegetales.

Alcohol, exceso calórico y contaminantes domésticos
Durante la entrevista, Rodríguez recordó que el alcohol se encuentra en el mismo nivel de riesgo que el tabaco según la IARC. Su consumo habitual está vinculado con un mayor riesgo de cáncer de boca, faringe, esófago, hígado, colon y mama. “Es un carcinógeno claro”, apuntó.
La especialista también hizo referencia al impacto del exceso calórico sostenido, incluso cuando la dieta es aparentemente saludable. Un superávit constante, dijo, puede favorecer un entorno metabólico propicio para el desarrollo de tumores. Por ello insistió en mantener una alimentación ajustada al gasto energético y acompañada de ejercicio físico regular.
Rafaela Rodríguez añadió que ciertos contaminantes cotidianos también merecen atención: plásticos en contacto con alimentos calientes, sartenes con teflón deterioradas o agua con exceso de cloro. No obstante, pidió no caer en alarmismos y centrarse primero en lo esencial: una alimentación basada en productos reales, descanso adecuado y movimiento diario.
La entrevista completa, disponible en el canal de YouTube de Borja Bandera, ofreció una visión práctica sobre la prevención oncológica desde la nutrición, alejada del sensacionalismo y apoyada en la evidencia científica.