¿Podría la interacción con las mascotas ser una intervención efectiva contra el declive cognitivo? El psicólogo y neurocientífico Jordi Olloquequi ha postulado una hipótesis significativa en el pódcast Vidas Contadas: “Tener perros previene nuestro envejecimiento cerebral”. Una frase que, aunque pueda sonar a exageración, se apoya en estudios científicos que apuntan en esa dirección.

La declaración ha desatado titulares porque conecta dos problemas modernos: el aislamiento social y el miedo a envejecer. Olloquequi insiste en que la soledad no deseada es devastadora para la salud mental, situándose al mismo nivel de riesgo que el tabaquismo. Y los datos son alarmantes: más del 13% de la población española la sufre en silencio.

Dr. Jordi Olloquequi
Dr. Jordi Olloquequi

Perros contra el deterioro cognitivo: la terapia más inesperada

Durante la charla, el especialista detalló que las relaciones humanas —tanto superficiales como profundas— son esenciales para mantener la neuroplasticidad del cerebro. Sin embargo, para quienes no disfrutan socializando, los perros se convierten en aliados inesperados. Su compañía no solo brinda apoyo emocional, sino que obliga a los dueños a caminar, interactuar y, por tanto, estimular el cerebro.

Según Olloquequi, este simple hábito actúa como un escudo neuroprotector frente a enfermedades como el Alzheimer. Además, un perro no solo te acompaña, también te conecta con el mundo exterior. Y es que, además de servir como compañía, los perros generan interacciones sociales espontáneas: desde charlas con desconocidos en el parque hasta pequeños gestos de sociabilidad que reducen el estrés, otro factor crucial en el deterioro mental.

La soledad, más peligrosa que el tabaco

El dato que más revuelo generó en la entrevista fue la comparación directa: la soledad puede ser tan dañina como fumar. Sí, tal como lo leen. Un estudio citado por Olloquequi coloca el aislamiento social al mismo nivel de riesgo que el tabaquismo en cuanto a la aparición de patologías neurodegenerativas. Un verdadero escándalo para quienes aún creen que “estar solo no hace daño”.

Dr. Jordi Olloquequi
Dr. Jordi Olloquequi

Algunos países ya han tomado medidas drásticas. Japón y Reino Unido han creado incluso un Ministerio de la Soledad tras la pandemia por Covid-19, conscientes del impacto sanitario y económico de este mal silencioso. Un escenario que demuestra hasta qué punto la falta de compañía se ha convertido en un problema de salud pública de dimensiones históricas.

El neurocientífico también subrayó que el envejecimiento es un proceso inevitable que combina oxidación celular, pérdida de funciones fisiológicas y fallos en los mecanismos de reparación. Una lucha constante en la que el oxígeno, paradójicamente, nos da vida y nos destruye al mismo tiempo. Sin embargo, no todo es pesimismo. Olloquequi afirma que con pequeños hábitos podemos inclinar la balanza: mantener relaciones sociales, reducir el estrés, hacer ejercicio, interactuar con la naturaleza y, cómo no, cuidar de un perro.

El discurso del psicólogo ha puesto en jaque a quienes siempre han visto a las mascotas solo como compañía. Ahora, los perros podrían ser considerados una herramienta terapéutica contra el envejecimiento. Más allá del cariño y la fidelidad que brindan, su impacto en la salud cerebral es un tema que, según Olloquequi, la ciencia seguirá investigando con fuerza. El mensaje final fue claro y contundente: el secreto para un cerebro joven no está en pastillas milagrosas ni en dietas imposibles, sino en las conexiones humanas y, por qué no, en los lazos que establecemos con nuestros perros. Una verdad incómoda que, en una sociedad cada vez más individualista, podría convertirse en la receta más efectiva contra el deterioro cognitivo.