El reconocido médico y cirujano Manuel Sans Segarra ha puesto en el centro del debate una afirmación que despierta tanto escepticismo como fascinación: existen personas que, de forma real para ellas, experimentan una sensación de salida del cuerpo. Lejos de la anécdota mística, Sans Segarra sitúa este fenómeno dentro del campo de la neurociencia clínica, ofreciendo una lectura que mezcla evidencia empírica con observaciones sobre el mundo onírico y la conciencia humana.
Según el especialista, no se trata únicamente de relatos subjetivos o de literatura esotérica; hay hallazgos en quirófano que conectan estas vivencias con regiones cerebrales concretas. Las maniobras que practican los neurocirujanos, cuando hacen intervenciones con el paciente despierto, permiten identificar zonas cuya estimulación produce sensaciones de desdoblamiento o de verse a sí mismo desde fuera. Para Sans Segarra, esta constatación abre la puerta a una explicación neurofisiológica de lo que muchos llaman “experiencias fuera del cuerpo”.
¿Qué son las experiencias extracorpóreas y cómo se identifican?
La literatura clínica y los informes de pacientes diferencian entre varias vivencias: desde la sensación fugaz de flotar fuera del propio cuerpo hasta episodios más complejos donde aparecen recuerdos, imágenes de seres queridos o sensaciones de paz. El cirujano subraya que las vivencias provocadas por estimulación eléctrica focal suelen reproducir una autoscopia —es decir, el sujeto percibe su propio cuerpo desde una perspectiva externa— sin las connotaciones religiosas o trascendentes que acompañan a otros fenómenos.
En quirófano, cuando se delimitan tumores cercanos a zonas parietales y occipitales, el paciente puede describir esta salida sensorial. Ese dato clínico no demuestra, por sí solo, la naturaleza última del fenómeno; pero sí indica que las estructuras cerebrales implicadas son capaces de generar una experiencia que la mente interpreta como separación del cuerpo. Así, la neurocirugía con el paciente despierto ofrece una ventana privilegiada para estudiar la relación entre estructura y experiencia subjetiva.
Diferencias entre experiencias extracorpóreas y experiencias cercanas a la muerte
Sans Segarra insiste en una distinción crucial: la vivencia de “salir” del cuerpo no equivale automáticamente a una experiencia cercana a la muerte (ECM). Las ECM suelen incluir una serie de elementos característicos —sensaciones de calma intensa, encuentro con familiares fallecidos, visiones de luz— que no siempre aparecen en los episodios de desdoblamiento provocados por estímulos neurológicos. La presencia o ausencia de esos elementos orienta a los clínicos sobre el origen probable del episodio.
Además, el médico apunta que los sueños pueden manifestar ambos tipos de experiencias: en algunos casos, la mente sueña con un paso por la muerte; en otros, simplemente recrea la sensación de flotar o desplazarse. Para Sans Segarra, factores como el bagaje emocional, la formación mental y el grado de apertura a lo trascendente influyen en cómo se vive y se interpreta ese suceso onírico o perioperatorio.
En su análisis, la supraconciencia —un término que usa para describir estados más amplios de percepción— interviene en la intensidad y el significado que el sujeto atribuye a la experiencia. El debate que propone el cirujano es, por tanto, doble: por un lado, la explicación neuroanatómica; por otro, la dimensión subjetiva y cultural que colorea la interpretación. Ambos planos son relevantes para entender por qué una misma sensación puede ser descrita como “un sueño extraño” por una persona y como “el umbral de la muerte” por otra.