La princesa Leonor se encuentra en la recta final de su formación militar, un camino cuidadosamente trazado para prepararla como futura jefa suprema de las Fuerzas Armadas. La heredera encara sus últimos días en la Armada. Solo le queda una fase en el ejército del aire y será Jefa de todos los ejércitos, lo que completará su paso por los tres ejércitos y la dejará lista, en términos protocolarios y de imagen, para liderar la monarquía española.
Su carisma, su imagen fresca y su disciplina han conquistado a muchos ciudadanos. Pero en Zarzuela saben que el respaldo popular, por sólido que parezca, es volátil si no va acompañado de preparación técnica y capacidad comunicativa. Y es precisamente ahí donde se ha detectado una debilidad que preocupa a los asesores de la Casa Real desde hace años: la voz de Leonor.
Leonor tiene carencias a la hora de hablar en público
Fuentes próximas a la institución reconocen que la dicción y el control vocal de la princesa son aún una asignatura pendiente. Varios expertos como Julio García Gómez han señalado que Leonor se queda sin aire al final de las frases, lo que afecta no solo al ritmo de sus discursos, sino también a su credibilidad como figura pública.
Este problema, que algunos atribuyen a una técnica de respiración inadecuada aprendida durante la infancia, ha llevado a Zarzuela a implementar una formación personalizada, discreta y muy costosa. Según fuentes cercanas al entorno de comunicación de la princesa, se han invertido grandes cantidades de dinero en sesiones intensivas con logopedas, expertos en oratoria y entrenadores vocales, tanto en España como en el extranjero.
Casa Real invierte en clases de comunicación para Leonor
El objetivo: lograr que Leonor proyecte su voz con naturalidad, sin leer constantemente sus discursos, y que gane en expresividad y seguridad. En otras palabras, que mejore a su padre, Felipe VI y se parezca más a su madre, Letizia. Las sesiones incluyen prácticas de respiración diafragmática, control del estrés escénico, y simulaciones de discursos en entornos formales e informales.
La preocupación en Zarzuela es evidente. “El gran reto no es su imagen, que es excelente, sino que su voz suene auténtica y fuerte, porque en el trono no basta con sonreír, hay que saber hablar y convencer”, explica un veterano asesor de protocolo.
En el entorno real se admite que esta inversión forma parte de una estrategia a largo plazo: convertir a Leonor en una comunicadora eficaz antes de cumplir los 20 años. Se busca evitar que, como ocurrió en sus primeras apariciones, su lenguaje corporal y su voz traicionen su nerviosismo o falta de dominio en escena.