El divorcio de la infanta Cristina con Iñaki Urdangarin, que se cerró en enero de 2024, parecía marcar el inicio de una nueva etapa para Cristina. Ella misma asumió un acuerdo económico doloroso, pero estratégico, que no solo cerraba una etapa personal, sino que también buscaba reabrir las puertas a su vida pública. Durante los meses siguientes, todo apuntaba a que se aproximaba un regreso controlado a ciertas funciones institucionales.
Uno de los momentos más simbólicos fue su aparición junto a Felipe VI en la boda de Victoria López Quesada. La imagen de los dos hermanos llegando en el mismo coche fue interpretada como una señal de unidad. Para la reina Sofía, este gesto supuso un bálsamo. La emérita lleva años deseando que sus hijos vuelvan a estar unidos antes de morir. Sin embargo, esta imagen fue solo eso: un espejismo.

Primer acercamiento público entre Felipe y Cristina en 13 años
Con el paso del tiempo, los recuerdos del caso Nóos han vuelto a pesar. Aunque la infanta Cristina no fue condenada, su vinculación pública con el escándalo sigue siendo un lastre para la imagen de la Corona. Felipe VI, siempre obsesionado con la transparencia y la regeneración institucional, empezó a mostrar dudas crecientes. ¿Era conveniente volver a dar protagonismo a su hermana en la vida oficial?

Felipe VI prefiere mantener a la infanta Cristina alejada del día a día de la casa real
La respuesta llegó tras varios encuentros privados con asesores de alto nivel en Zarzuela. Las conclusiones fueron claras: mantener a Cristina fuera del foco público es lo más prudente. La decisión se ha comunicado de forma informal, sin notas oficiales ni comunicados, pero los movimientos dentro de la familia real son inequívocos. Cristina ha quedado, de nuevo, fuera del círculo.
A partir de ahora, la representación oficial seguirá en manos de Felipe y Letizia, con un papel cada vez más protagonista para la princesa Leonor, quien sigue ganándose la confianza del rey. La infanta Sofía y la reina emérita seguirán participando en actos menores, y se ha confirmado que la infanta Elena tendrá cierta presencia institucional. Pero Cristina, por ahora, queda relegada al ostracismo.