El rey emérito siempre ha tenido clara una prioridad: su familia. Este verano, Juan Carlos I ha encontrado una manera de estar más cerca de sus nietos sin enfrentarse directamente a las restricciones que le impone Felipe VI. No puede regresar de forma definitiva a España desde su exilio en Abu Dabi en 2020. Pero ha hallado una alternativa.

Su nuevo punto de residencia es Portugal. Concretamente, en la zona de Cascais, a pocos kilómetros de la frontera y a apenas una hora en avión de Madrid. Una ubicación estratégica. Así evita los largos viajes que su médico le ha prohibido por sus problemas de movilidad.

Juan Carlos I se instala en Portugal, a tiro de piedra de Madrid

La salud del emérito no es buena. Sufre artrosis severa, ha pasado por más de una decena de operaciones en rodillas y cadera, y ya apenas puede mover la pierna izquierda. Los especialistas le han advertido: silla de ruedas de por vida. Él, sin embargo, se resiste a ser visto como una persona dependiente.

Desde esta nueva base en Portugal, Juan Carlos I mantiene un contacto más frecuente con hijos y nietos. Les puede recibir con facilidad y, sobre todo, sigue cumpliendo un papel que considera fundamental: proveedor. El emérito ha financiado durante años estudios, caprichos y alquileres de gran parte de la familia. Incluso ha regalado coches a sus nietos al cumplir la mayoría de edad.

Rey Juan Carlos acompañado de familia en Abu Dhabi
Juan Carlos acompañado de su familia en Abu Dabi

Solo hay dos excepciones: Leonor y Sofía. Los reyes han rechazado sistemáticamente cualquier obsequio o ayuda económica procedente del emérito. No quieren que sus hijas tengan vínculos financieros con él.

Los Urdangarin y los Marichalar, mantenidos por el emérito

El resto, sin embargo, sí recibe un apoyo constante. Victoria Federica y compañía, según diversas fuentes, con un sueldo mensual que ronda los 8.000 euros. Una cantidad que triplica el salario medio de un médico en España.

Una cifra que habría crecido. Desde que Irene Urdangarin cumplió 18 años y todos los nietos del emérito son mayores de edad, se habla de un aumento que situaría la asignación en torno a 10.000 euros al mes.

Estas transferencias, según apuntan algunas fuentes, podrían no pasar por los cauces de la Hacienda Pública española, ya que se realizarían desde fuera del país. Algo que las hace aún más discretas y difíciles de rastrear.

Mientras tanto, la imagen pública de Victoria Federica sigue ligada a un estilo de vida exclusivo: viajes, eventos, moda y escapadas constantes. Un ritmo que sostiene gracias a sus ingresos como influencer, pero también al apoyo económico de su abuelo.

Victoria Federica en el seu perfil   Instagram
Victoria Federica en su perfil de Instagram

Para el emérito, este gasto no es un lujo, sino una inversión familiar. Considera que su papel de patriarca no termina en los lazos afectivos. También se extiende a la seguridad económica de los suyos. Saber que, mientras haya dinero, podrá mantenerlos cerca. Y, de momento, su generosidad mantiene a varios de ellos en un nivel de vida muy por encima del común de los jóvenes españoles.