La princesa Leonor sigue con su hoja de ruta a bordo del buque-escuela Juan Sebastián Elcano. Ella y el resto de compañeros guardias marinas siguen viajando arriba y abajo, haciendo las Américas y deteniéndose de vez en cuando en algunos puertos y países, donde estirar las piernas, donde tener (la heredera) actos institucionales, donde recibir las autoridades y donde siempre que se pueda, tener momentos semiprivados de esparcimiento, ir de fiesta, de tiendas, a la playa, a cenar o a tener tiempo libre lejos de las exigentes prácticas y ejercicios que tienen que llevar a cabo en el barco. Los últimos lugares donde han ido a parar los alumnos del Elcano, Colombia o Panamá, donde hubo un reencuentro madre-hija que hacía tiempo que no se producía.

Letizia echa de menos a su hija mayor, y tampoco esconde cierta preocupación por ella. Y es que las fotos de la joven Borbón, en bikini, con el chico y otros compañeros, en las playas de Montevideo, o con una litrona de cerveza en un local de noche, o entrar a comprar en una tienda de ropa, han encendido las alarmas en Zarzuela, especialmente, las de una madre preocupada por la exposición pública de su hija y heredera al trono. Desde que se hicieron públicas aquellas imágenes, en la Casa Real han empezado una tarea de protección de la hija de los reyes, sobre todo, por evitar la sobreexposición pública en los países americanos que está visitando la princesa a bordo del barco.

Leonor en bikini Diez Minutos
Leonor bebiendo cerveza en Chile, 'X'

Eso ha comportado una derivada: a los escoltas personales de la heredera se les ha acumulado trabajo. Una cantidad de trabajo de miedo, de hecho. Y es que para evitar que trasciendan imágenes que no tocan, los miembros de la seguridad personal de la hija de Felipe y Letizia se tienen que multiplicar. Según fuentes próximas a Zarzuela, el escolta personal de Leonor está agotada y "mostrando signos de cansancio por el ritmo frenético de desplazamientos y el nivel de exigencia asociado a su labor: proteger la integridad física y su imagen en todo momento", dicen en Monarquía Confidencial. Se ha tenido que reforzar su protección con un grupo especializado de escoltas que están "desgastados, tanto por el número de desplazamientos como por la presión de mantener bajo control cualquier posible exposición no deseada de la figura de la princesa".

Se sienten perjudicados, que el ritmo no ha dejado de intensificarse, que "hay que inspeccionar cada lugar, garantizar la seguridad en todo momento y además, controlar la imagen pública, y desde que ocurrió lo de Chile, más”. Protección física, pero también, vigilancia digital, control de grabaciones o gestión de accesos. “No es solo protegerla de riesgos físicos, es también blindar su imagen, algo que en muchas ocasiones resulta imposible”, debido a la Leonormania que parece haber de un tiempo a esta parte, "con cualquier imagen tomada con un móvil que puede acabar viralizándose en segundos". Y los escoltas, obligados a multiplicar esfuerzos, responsabilidades y obligados a seguir "estrictos protocolos incluso en sus momentos privados o personales".