Este verano el gran público recibió unos inputs por parte de la familia real muy diferentes de los que estaba acostumbrados. Vieron a una Letizia próxima, alegre, sonriente y feliz de pasar unos días en Mallorca... Sólo fachada. Tal como escribió la periodista Pilar Eyre, la reina sigue manteniendo otra cara, una parte oscura con respecto a las relaciones humanas que por mucho que se empeñe en esconder, siempre acaba aflorando. La reina es especialmente agria cuando tiene que hacer el paripé ante los periodistas que no le bailan el agua. Ahora, también de la mano de la cronista azul por excelencia, hemos sabido que quizás con su odiada suegra comparte algo más que la corona, una como emérita, la otra como regente en activo.

sofia y leticia

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Porque la bondadosa Sofía, a pesar de ir por los pasillos de palacio despertando simpatías y solidaridades entre los trabajadores por lo que la han hecho sufrir Juan Carlos y ahora Letizia, también esconde una parte cretinesca que no siempre es lo bastante conocida. Explica Pilar Eyre que la madre de Felipe tiene una serie de manías que la hacen salir de quicio si no se cumplen. En Zarzuela tiemblan, por ejemplo, cuando le pasa algo a su "peinado casco", tal como lo define Eyre. ¿Por qué no se ha querido cambiar nunca esta mata a medio camino entre Margaret Tatcher y Miss Marple? Porque según reconoce ella misma, tiene la cabeza muy grande y por eso no le quedan bien los sombreros. Los cuernos, sí, debería pensar su insaciable marido. "¿Pero por qué entonces magnificarla con un peinado tan hueco, rígido y cargado de laca?", pregunta la periodista en las páginas de Lecturas. Ella misma responde con lo que le han ido diciendo las peluqueras reales:  “Tiene el pelo rizado de su madre y llevaba su peinado de soltera, conseguido a base de rulos y secador de pie. Nosotras tratamos de aconsejarle una melena lisa hasta los hombros porque su cuello largo y delgado hace que su cabeza se vea aún más grande”. ¿Qué hizo Sofía con esta recomendación? "Nos dieron las gracias y dejaron de llamarnos".

sofia enfadada gtres

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Caramba, carambita. Otro estilista contratado consiguió que por un tiempo, la emérita luciera un pelo más largo y liso, por detrás de las orejas. ¿Cómo acabó la relación profesional? Cuando empezaron a hacerle entrar por la puerta de servicio: "Le pidieron disculpas, le dijeron que lo sentían, pero no lo llamaron más".

sofia diadema

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No son los peluqueros los únicos que 'reciben' las atenciones de la reina Sofía. Para ilustrar que la reina no se deja aconsejar y nunca protesta y que es inflexible con el servicio, Eyre revela que cuando ve que una prenda de ropa no está bien planchada, "no dice nada, se limita a tirarla al suelo". Un despotismo del que dan fe algunas de las jóvenes peluqueras que la trataron hace unos años. Incluso, una de ellas le confesó "con un estremecimiento" que "si le dabas un tirón sin querer, no te decía nada, pero la mirada... Buf, la mirada...".