La mujer del César no solo debe serlo, también parecerlo. Una frase que la reina Sofía se ha tomado al pie de la letra desde el día en el que contrajo matrimonio con el rey Juan Carlos I. Un matrimonio que aceptó por conveniencia, y que por conveniencia ha mantenido hasta el día de hoy.

Porque más allá de los actos oficiales, las recepciones diplomáticas y las apariciones públicas, Sofía ha vivido una existencia marcada por la soledad emocional y una lucha constante por mantener las apariencias. Lejos del cuento de hadas, su matrimonio con Juan Carlos I estuvo desde el principio alejado del amor romántico y lleno de infidelidades, desaires y traiciones públicas. Y por el qué dirán, Sofía siempre aguantó estoicamente humillación tras humillación.

boda juan carlos y sofía
Boda Juan Carlos y Sofía

Sofía e Irene de Grecia, inseparables desde hace

Durante décadas, Sofía soportó las deshonras de su esposo, enfrentando el escarnio público que convirtió su nombre en sinónimo de la “cornuda de España”. Sin embargo, no todo fue abandono ni tristeza. En la intimidad del palacio, encontró una compañera fiel que nunca la dejó sola: su hermana, Irene de Grecia.

Desde hace más de cinco décadas, Irene ha estado a su lado. No como figura institucional, sino como apoyo emocional. Irene abandonó su propia vida para vivir junto a Sofía en Zarzuela. En su momento, Irene dijo que venía a España “solo por cinco días”. Eso fue en 1975. Y desde entonces ha estado compartiendo vida, rutinas y confidencias con su hermana.

Irene de Grècia i Sofia / GTRES
Irene de Grecia y Sofía / GTRES

Compratiendo espacio y cama

La tía ‘Pecu’, como la llaman sus cercanos por lo peculiar que es, ha sido cómplice en la sombra, quien le ha prestado el hombro para llorar en cada golpe que le ha dado la vida.  Su papel ha sido crucial. Ha estado presente durante los escándalos de la Casa Real, como el caso Nóos, la caída en desgracia del rey emérito y las turbulencias personales de las infantas. 

Durante los primeros años de esta convivencia, compartieron habitación e incluso cama. El paso del tiempo les permitió reorganizar sus espacios. Hoy, cada una tiene su habitación, pero siguen viviendo en la misma área privada. De hecho, han vuelto a compartir habitación desde que Irene ha ido empeorando a causa del Alzheimer.