Felipe VI tiene mucho que agradecer a Juan Carlos según él. El emérito se siente dolido con su hijo porque le ha humillado en numerosas ocasiones y cree que no se merece continuar en el exilio tan lejos de su casa. En estos momentos están distanciados por el último movimiento del marido de la reina Sofía, quien se ha atrevido a demandar a Miguel Ángel Revilla y se ha puesto de nuevo en el foco mediático. Por ahora parece que el padre del monarca no volverá a España, pero él desobedece las órdenes y empieza a buscar casa por Portugal. Ha sido visto en varias ocasiones por la zona de Cascais y Estoril.

Esta semana ha regresado a Sanxenxo para participar en las regatas y se ha reunido con algunos familiares y amigos para almorzar una buena mariscada. Juan Carlos I asegura que Felipe VI no se tendría que portar mal con él porque le debe mucho. Él nunca ha querido hacer daño a su reinado y está haciendo todo lo posible por ayudarle, tanto a él como a su hija. Con solo un movimiento podría arruinar su futuro y probar la misma medicina, el exilio.
Juan Carlos I tiene una gran relación con Iñaki Urdangarin y es precisamente quien se encarga de mantenerle en silencio. El emérito le pidió que ingresase en prisión sin aportar más datos y haciéndose el único culpable por el caso Nóos. Solo pudo salvar a la infanta Cristina porque hubiese sido un escándalo que una hija de un monarca entrase en la cárcel. Así que Iñaki pagó como un peón. Había que demostrar que la justicia era igual para todos con tal de calmar los ánimos de la ciudadanía, en aquel momento la corona pendía de un hilo.
Juan Carlos I hace de oro a Iñaki Urdangarin para mantenerle en silencio
El emérito ha pagado dos millones de euros como indemnización por el libro que le ofrecieron escribir y al que renunció, aunque ahora mismo se habría saltado una de las cláusulas y según Pilar Eyre publicaría unas memorias en enero. Además, también ingresa 25.000 euros mensuales de por vida. Un dinero que le financia Juan Carlos I con transacciones desde Suiza para evitar a la Hacienda Pública.
Ahora que parece que Iñaki Urdangarin podría hacer peligrar a la corona, Juan Carlos I ha vuelto a ceder a su chantaje. El emérito y el exjugador de balonmano mantienen aquella relación tan cómplice que les llevo a hacer negocios juntos. Se ven habitualmente en Vitoria. El exmonarca siempre hace escala en el norte para reunirse con el ex de su hija y aclarar temas económicos. Por fin le subirá esa prestación al doble, como él pedía, 50.000 euros, pero debe renunciar a su empresa de coaching, sus entrevistas y a las memorias fundamentalmente. Iñaki se aprovecha de los Borbón y se está haciendo de oro.
