Vitoria-Gasteiz es una ciudad bien conocida para los Borbones. Hay vínculos de todo tipo con la capital del País Vasco: Juan Carlos la ha visitado y la visita siempre por cuestiones de salud, aparte de tener una consuegra como Claire Liebaert, la madre de Iñaki Urdangarin. El exjugador de balonmano sigue siendo marido de Cristina, aunque el matrimonio saltara por los aires y el divorcio sea inminente. Este pasaje lo convierte en enemigo, claro. Urdangarin está sangrando a la infanta y al suegro, haciéndoles pagar cuentas pendientes, y asegurándose el futuro para disfrutarlo con Ainhoa Armentia, su novia, en la capital de Álava. Las visitas de los royals españoles a la ciudad siempre tienen cierto morbo. Un encuentro inesperado nunca es descartable.

La ciudad es muy pequeña y son muy pocos los metros que separan la casa de la madre de Iñaki de la clínica del Doctor Eduardo Anitua, un especialista mundial en la investigación con células madre y que trata a Juan Carlos desde hace mucho tiempo. Es, para entendernos, la 'zona bien' de la capital. Un recorrido en coche de no más de dos minutos, mientras que caminando tardas diez o quince, como muchísimo. Máximo riesgo, un cara a cara entre ellos sería impagable. No se produjo en aquella ocasión, que se sepa. Pero tenemos una nueva oportunidad, ahora con Sofía como a protagonista: ha aterrizado en Vitoria para hacer a una visita oficial al Banco de Alimentos de Álava. Una instalación ubicada también bastante cerca, en un polígono industrial. Más difícil, pero no imposible.

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Sofía en el Banco de Alimentos de Vitoria-Gasteiz / EFE

La griega ha sido recibida con honores por autoridades y responsables de la entidad, le han enseñado el funcionamiento del servicio e incluso la han obsequiado con un 'Celedón', la figura representativa de las fiestas locales, un símbolo. Resulta curioso que a la suegra la veneren así, mientras que Iñaki sea como un fantasma en la ciudad. Nadie habla de él, impera la omertà. Innombrable, pero viviendo como un rey. Parece que entre unos y otros se protegen, que 'entre bomberos no se pisan la manguera'. Seguro que ha sido informado de la visita de Sofía a Gasteiz, con la advertencia 'mejor ni te acerques'. ¿Pero qué pasaría si se produjera el encuentro definitivo? Que habría mucha plancha. Malas caras, reproches y vete a saber si más de un grito.

Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia GTRES
Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia / GTRES

La relación entre Sofía e Iñaki ha pasado por diferentes etapas. De no aceptarlo y rechazar la boda con Cristina, "querían que se rompiera el compromiso, tenían información y no les gustaba" según Kiko Matamoros, a convertirse en el "yerno perfecto" años después. El siguiente paso, el Caso Nóos, mataría al exduque: se desmarcó de él y se centró en su hija y los niños. Trataba de defender la estabilidad de la pareja, pero no de Iñaki, era una pieza amortizada. Todo eso lo saben los dos protagonistas, tendrían mucho que hablar y a reprocharse los unos a los otros. Ahora bien: los dos se han caracterizado por tener claro cuál es el objetivo principal: la ubre infinita de la corona. Y no chocarán. No les conviene. Hay mucho más a perder que a ganar.

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Familia Real / Europa Press